Cada año, en agosto, leo una novela de Patrick Modiano. Este verano ha sido el turno de 'Tinta simpática', su último título traducido (en Anagrama, en catalán en Proa). Quien conozca su obra, dirá que Modiano no es un autor muy veraniego, pero esta vez mi lectura ha coincidido con los dos días de lluvia y la tregua del calor, y me he dado cuenta de que quizás en verano encuentro en sus páginas una premonición del otoño. De su clima, del regreso a los ritmos de la ciudad. Porque a menudo la prosa de Modiano se tiñe de una melancolía particular, la que desprenden los atardeceres silenciosos en los barrios perdidos, los jardines abandonados, los domingos de agosto en la ciudad, la soledad de un vigilante en un garaje, la extrañeza de un abrigo viejo...
Artículo de Jordi Puntí Opinión Basado en interpretaciones y juicios del autor sobre hechos, datos y eventos
Domingos de agosto
El peso de la memoria se convierte en un estado de ánimo que se proyecta a menudo desde el vacío del pasado
Siete libros perfectos para desconectar en tus vacaciones de verano /
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