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La expedición Malaspina | + Historia

El 30 de julio de 1789 dos barcos zarparon de Cádiz para protagonizar una de las expediciones científicas más fascinantes de la historia. Por desgracia, las intrigas políticas la condenaron al olvido.

Alejandro Malaspina, impulsor de la expedición olvidada (Museo Naval de Madrid).

Para muchos que estos días comienzan sus vacaciones, el mar es el destino soñado, bien sea yendo a la playa o navegando. La gente se embarca sin temor alguno en cruceros que surcan todos los océanos del planeta. Sin embargo, tiempo atrás aquellas inmensidades azules eran un lugar desconocido y lleno de peligros, donde solo muy pocos se aventuraban a adentrarse. Cuando se habla de exploradores, enseguida nos vienen a la cabeza los grandes navegantes. Normalmente se explica que primero se pusieron en marcha expediciones castellanas y portuguesas y después cedieron la iniciativa a británicos y franceses. El problema es que la historia se expone como una sucesión de hechos encadenados cuando, en realidad, los acontecimientos nunca siguen una lógica tan ordenada. Por ejemplo, no es del todo exacto que en la España de la Ilustración no hubiera interés por las expediciones científicas como las que hacían sus vecinos del norte. La diferencia es que quien las impulsaba no tenía el poder de su parte, tal y como pudo comprobar Alejandro Malaspina.