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Pedro Sánchez y Pere Aragonès: relaciones tóxicas

La presencia de Sánchez impresiona y aunque Aragonès quiso mantener cierta seriedad (que se note que estoy enfadado), los fotógrafos captaron como lo (ad)miraba

Pedro Sánchez y Pere Aragonès se saludan durante su encuentro en La Moncloa. / DAVID CASTRO

Llevaba meses reclamando el ‘president’ de la Generalitat un encuentro a solas con el presidente del Gobierno español. Temas y polémicas a tratar no faltaban. Pedro Sánchez le aseguraba a Pere Aragonès que encontraría el momento, pero parecía que todo era mucho más prioritario que su cita. Armado de paciencia y perseverancia, al fin logró la reunión. Viajó a Madrid en tren con una sola asa de su mochilita al hombro y en la puerta de Moncloa se puso algo nervioso. Quiso recolocarse la corbata y la americana para el posado; pero al haber subido ya la escalinata (Sánchez solo baja los peldaños si se trata de Biden), más que un gesto de coquetería parecía que se estuviera buscando la cartera (cosa que no estaría mal, con políticos nunca sabes) o intentando detectar el pulso. A la entrada de palacio se produjeron dos apretones de manos. En el primero, Aragonès titubeó. No sabía dónde mirar, si a su interlocutor o a las cámaras. La presencia de Sánchez impresiona y aunque el catalán quiso mantener cierta seriedad (que se note que estoy enfadado), los fotógrafos captaron como lo (ad)miraba (lo entiendo, a mí también me saldrían destellos de los ojos si Obama me alargara la mano). Pese a todo, esta vez no miró al suelo para saber cuál era su lugar protocolario a adoptar, regalando una foto como la de junio de 2021 en la que bajaba la cabeza y parecía estar reverenciando encima a su anfitrión.