No es que apareciera repeinado, pero varios analistas ingleses destacan en sus crónicas sobre la dimisión de Boris Johnson que el primer ministro presentó una imagen más cuidada que la que ofrece de costumbre. Como si por primera vez el hombre se hubiera mirado al espejo y descubierto que ese sempiterno descarado desorden que acompaña su aspecto no lo ayudaría a salir airoso en esta situación: “¡Oh, Dios mío, y yo con estos pelos!” Pero no era solo su cabellera rubia la que se había domado en cierta medida para finalmente ser decapitado, la corbata estaba en su sitio, la americana abrochada y la camisa no asomaba por fuera del pantalón. Desde su etapa como alcalde de Londres, la mata de pelo de Boris Johnson ha sido un tema de Estado y se han buscado múltiples teorías estéticas para intentar comprender por qué un conservador se permitía tal nivel de dejadez pública. Todo lo que envuelve, adorna y viste la cabeza (sea un velo, una corona o un peinado) lo asociamos al pensamiento y, en consecuencia, a la ideología. Por eso se hacía rara tanta rebeldía en el cabello de un ‘tory’.
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En la cabeza de Boris Johnson
Desde su etapa como alcalde de Londres, la mata de pelo de Boris Johnson ha sido un tema de Estado y se han buscado múltiples teorías estéticas para intentar comprender por qué un conservador se permitía tal nivel de dejadez pública
Boris Johnson anuncia su dimisión como primer ministro británico. /
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