Entre los muchos fenómenos desafiantes que se encuentran los latinoamericanos cuando ponen un pie en España hay uno relacionado con lo sísmico: el hecho de que aquí a todo se le llama 'terremoto'. El más pequeño roce de placas tectónicas, terremoto. Una caricia allá abajo, terremoto. Un movimiento de tierra que no sintió nadie, terremoto. Un latinoamericano, cuando llega y escucha que se ha producido un terremoto en, pongamos, el Alt Empordà, de inmediato se imagina pueblos arrasados, muertos, dolor y destrucción. O basta que lea, como el otro día, que ha ocurrido un terremoto en Barcelona: enseguida se hace a la idea de que la Sagrada Família se vino al suelo. Luego lee con atención y se da cuenta de que el “terremoto” no dejó daños físicos ni materiales, y que era un ordinario 2,5 en la escala de Richter.
Entender + la sismología
¿Terremoto o temblor? El vocabulario de la pobreza sísmica
El episodio telúrico que tuvo lugar el otro día en el área de Barcelona sirve de excusa para indagar en esa otra llamativa diferencia idiomática entre ibéricos y latinoamericanos. Allí, el ‘terremoto’ tiene que causar destrucción, de lo contrario no merece el nombre; aquí designa cualquier párvula sacudida.
Un sismógrafo registra un terremoto, en una foto de archivo. /
Temas
Lo más visto
- La llamada que recibirás de Hacienda a partir de hoy si aún no has hecho la Declaración de la Renta
- Viggo Mortensen: "No entiendo cómo alguien puede tener algo en contra de cuidar el catalán"
- Encuesta prohibida de las elecciones en Catalunya: segundo sondeo
- Nuevo aviso de la Policía para los que tienen que renovar el DNI o el pasaporte
- ¿Quién ha ganado el debate electoral de las elecciones en Catalunya 2024 en TV3? Las puntuaciones de 11 analistas de EL PERIÓDICO