Los precios están por las nubes. Es un comentario habitual desde hace semanas en los mercados y tiendas de este país. El incremento hace ya tiempo que dura, pero desde que Rusia comenzó el intento de invasión de Ucrania, todavía se ha hecho más evidente. Además, dado que la gran obsesión de los organismos reguladores económicos es evitar una escalada inflacionista, cuando alguien insinúa subir los salarios para que la ciudadanía no pierda poder adquisitivo, los expertos ponen el grito en el cielo. Es una situación delicada porque si el equilibrio se rompe será cada vez más difícil llenar la cesta de la compra. Desde tiempos inmemoriales estas situaciones han terminado con revueltas. Hay que tener en cuenta que durante muchos siglos la gente solo se alimentaba para subsistir. Había pocos productos, eran muy básicos, y se tenía poco dinero para comprarlos. Hasta no hace muchas décadas la base de la dieta era el pan y los problemas aparecían cuando ni eso se podía pagar. La revuelta estaba asegurada, porque quien no tiene nada que comer no tiene nada que perder y hace lo que haga falta para alimentar a su familia.
Entender + con la historia
Sin pan se alimenta la revuelta | + Historia
Ahora que el encarecimiento de los productos de primera necesidad es noticia, queremos recordar los Alborotos del Pan. Se vivieron en 1789, cuando Barcelona salió a la calle porque no podía pagar ni el alimento más humilde.
Ilustración de los ’Rebomboris del Pa’ en Barcelona. /
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