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Tratado de los Pirineos: Catalunya dividida | + Historia

Por más que las fronteras intenten separar realidades, permanece su empeño en persistir. Esto explica, por ejemplo, que en lugares como Perpinyà se siga hablando catalán (aunque sea poco) a pesar de lo ocurrido en noviembre de 1659.

La copia francesa del Tratado de los Pirineos, en el Musée des Archives, en París.

Al mirar el mapa político de África o de Norteamérica es fácil darse cuenta de que aquellas fronteras tan rectas, trazadas con tiralíneas, son artificiales, fruto de los intereses de países que deciden dividir tierras sin tener en cuenta la realidad de los habitantes. Grupos culturales, étnicos o religiosos acaban separados porque alguien dibuja una raya en un mapa en la mesa despacho.