Cuenta José Arteaga, editor de Radio Gladys Palmera, que una vez le preguntó a Alex Masucci cómo era el joven Rubén Blades de los primeros tiempos en Nueva York. En aquella época, Masucci estaba a cargo de algunas bandas de Fania Records –el sello que habían fundado su hermano Jerry y Johnny Pacheco–, y había sido uno de los que habían brindado alojamiento a Blades cuando este no era más que otro músico lleno de intenciones y sueños. “Y lo que me contaba Masucci –recuerda Arteaga– es que Blades era un tipo cansón, persistente a morir, terco, que estaba todo el día diciendo ‘escucha esto’, o ‘se me acaba de ocurrir esto’, con una intensidad tremenda. Evidentemente, una persona con esa sed de dar a conocer sus ideas, y encima, dotado de su inmenso talento, nunca se iba a rendir, estaba destinado a triunfar”.
Un coloso de la música
Rubén Blades, un universo literario en salsa
El músico panameño, que recibirá este miércoles un Grammy honorífico a toda su carrera, ha construido durante décadas un país imaginario habitado como cualquier mundo paralelo por sus propios personajes e historias
Rubén Blades, durante un concierto en el Poble Espanyol en 2017. /
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