Ponemos luz a la oscuridad

Nunca nos hubiéramos imaginado que una frase de Carles Porta implicaría tantos mensajes en tan pocas palabras. Desde que el Ministerio de Defensa de Austria advirtió a su población de que podría haber apagones generalizados y caídas de la red eléctrica, todo el mundo está preocupado sobre si esto también puede ocurrir en nuestro país, y nos estamos preparando para una gran crisis energética. Hay que remarcar que todo ello está condicionado por el problema de la importación de gas proveniente de países terceros, como Argelia, Marruecos o Rusia, y también de la dependencia concreta que presenta Austria de ciertas fuentes de energía. Con este artículo, querría poner 'luz a la oscuridad' sobre los mensajes alarmantes que nos han llegado últimamente. La red eléctrica está preparada para funcionar a pesar de haya muchos factores externos que puedan desestabilizar el sistema por diversas casuísticas (fallos de equipos incluidos). Concretamente, en el caso de España, un apagón a nivel europeo nos afectaría menos que al resto de Europa, puesto que por nuestra situación geográfica somos considerados prácticamente una isla eléctrica respeto de la Europa continental, y esto nos permite funcionar aislados. En caso de grandes fallos, la red eléctrica puede recuperarse, normalmente, en pocas horas. De hecho, tenemos un ejemplo muy claro y próximo en el verano pasado, donde un fallo de la conexión en la parte francesa generó un gran problema en toda la Península, y en unas pocas horas todo volvía a la normalidad. A pesar de que sí que existe un cierto riesgo, hay sistemas de prevención y soluciones para minimizar su impacto. Los problemas graves pueden tener varios orígenes, pero si son esperados o 'han avisado', una buena planificación lo corrige (como ha pasado, por ejemplo, con la carencia de reservas de agua en los pantanos por sequía, o la potencial reducción de importación de ciertos combustibles fósiles). Los potenciales errores en la predicción de la generación renovable como eólica o solar pueden implicar un riesgo, sobre todo a futuro debido a su variabilidad, así como a las grandes instalaciones de renovables para cumplir los objetivos acordados en el Green Deal o el cierre de otros tipos de generación de energía. Pero estos riesgos están cubiertos por sistemas de apoyo, como centrales más pequeñas de generación o sistemas de almacenamiento. Los riesgos de potenciales grandes problemas con efectos en cadena (conocidos como efectos cascada), pueden venir por acontecimientos muy poco probables, pero con gran impacto, como por ejemplo grandes temporales con vientos huracanados o ataques cibernéticos a las equipaciones de la red eléctrica. A pesar de que estos fenómenos pueden llegar a ocurrir, la red eléctrica está preparada para sobrevivir. Y en el peor de los casos, en que no tuviéramos suficiente generación de energía para cubrir los consumos diarios (y ningún país vecino tuviera capacidad para vender excedentes), existen herramientas de gestión que asegurarían la continuidad del servicio minimizando el impacto a los ciudadanos. Querría de nuevo transmitir tranquilidad, puesto que no todo es perfecto, pero el futuro energético tampoco es oscuridad inminente. La luz llegará a casa.

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