Entender + con la historia

La noche más corta con la historia más larga

Este año la verbena de Sant Joan tiene más sabor de fiesta que nunca. Con la pandemia en retroceso, la gente tiene ganas de pasar página. Las autoridades, sin embargo, no las tienen todas y llaman a la prudencia. Nada nuevo bajo la capa del sol.

Preparando la hoguera de la verbena de Sant Joan de 1935 en las calles de Barcelona la foguera per la revetlla de Sant Joan de 1935 als carrers de Barcelona / Arxiu Fotogràfic de Barcelona

Incluso más que en años anteriores, este 2021 todas las informaciones relacionadas con la verbena de Sant Joan se centran en la prevención y el control del desenfreno. Es comprensible teniendo en cuenta la situación pandémica que aún estamos viviendo, pero si se hace el esfuerzo de obviar la presencia del covid, hay que admitir que habitualmente el foco se pone más en la parte negativa que la positiva de una fiesta que las autoridades siempre han intentado controlar. Lo cierto es que solo lo han logrado parcialmente porque la celebración de la noche (casi) más corta del año siempre se ha asociada con el desenfreno. Bueno, decir "siempre" al hablar de historia es mentir, porque todas las tradiciones son inventadas y tienen un origen. El historiador Xavier Cazeneuve, uno de los autores del libro 'La nit de Sant Joan a Barcelona', explica que las primeras pruebas documentales de la celebración de esta fiesta en la ciudad datan del siglo XV. En aquella época el protagonismo era para los consejeros municipales, que se paseaban a caballo por las calles acompañados de un grupo de músicos mientras los cañones de las murallas y de las galeras fondeadas en el puerto los saludaban con salvas.