Estos días muchos hemos descubierto que en Barcelona hay una empresa llamada Wallbox que fabrica cargadores para coches eléctricos. Usando términos propios del siglo XXI hay que especificar que se trata de una ‘start-up’, y que si es noticia es porque se convertirá en la primera compañía de la ciudad en cotizar en la bolsa de Nueva York. Las previsiones apuntan a que cuando salte al parqué de Wall Street superará los 1.000 millones de dólares de valoración. De este modo será oficialmente lo que la jerga financiera define como una empresa unicornio. Se evoca a aquel ser fantástico porque es una rareza excepcional que una compañía con pocos años de trayectoria ofrezca tan buenas perspectivas.
Entender + con la historia
Unicornio, de Wall Street a la Edad Media
Los unicornios se han escapado de los cuentos para invadir el mundo de las finanzas. Es el nombre que se da a las ‘start-ups’ más prometedoras. Son un fenómeno tan excepcional como cruzarse con uno de esos animales de un solo cuerno
Uno de los tapices de ’La dame à la Licorne’ conservados en el Museo de Cluny. /
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