Basta que prohíban algo para que todo el mundo tenga ganas de hacerlo. Seguramente por eso solo se escuchan lamentos por no poder celebrar la Navidad con la familia. Y eso que en cada casa hay un Grinch (o dos). Son esa clase de seres a quien el diciembre les produce una especie de urticaria social. Encuentran pegas a todo: demasiados días de atracones, la obligación de los regalos ... pero lo que suelen llevar peor es que todo esto lo tienen que hacer con la familia. Los identificaréis porque desde el puente de la Purísima Constitución ya fruncen el ceño y no dejan de hacerlo hasta que han pasado las fiestas.
Entender+ con la historia
El auténtico Grinch era Cromwell
Hay una clase de personas que cuando llega la Navidad refunfuñan porque tienen que celebrarla les guste o no. Si tenéis alguna cerca mejor que no lea este artículo, que podría darle ideas
Olver Cromwell, por Samuel Cooper. /
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