En torno a los 9 o 10 años los niños dejan de pedir juguetes, aunque estén en una edad en la que deberían seguir jugando. En EEUU, donde a todo le ponen nombre, le llaman a este fenómeno 'kids getting older younger (KGOY)'. Y es que los niños se nos hacen mayores a edades cada vez más tempranas. A partir de esos años los niños empiezan a vivir la preadolescencia y finaliza la etapa de la niñez. Como explica José Antonio Pastor, presidente de la Asociación Española de Fabricantes de Juguetes, a esa edad los chavales "buscan su propia identidad, quieren hacerse mayores y esto supone un cambio de relación con los juguetes. Comienzan a seguir las modas que ven en series, cantantes de moda o redes sociales y cada vez disponen de menos tiempo de juego debido a los deberes, las extraescolares o la falta de hermanos o amigos cercanos". Por eso, continúa el experto, "en esta etapa es muy importante la comunicación con ellos y los juegos de reglas, manualidades, juegos y juguetes deportivos, de estrategia o construcciones complejas pueden ser buenos aliados".