TODOS CON LOS BARES

Vicente y Rubén Arévalo (Bar Altamira): "No llevamos 60 años haciendo bocadillos para ahora tirarlo todo por la borda"

Los propietarios del Bar Altamira, en Barcelona, facturan un 30% de lo que ingresaban antes de las restricciones

Rubén Arévalo (a la izquierda) con su padre Vicente, en el bar Altamira, que este regenta desde 1960. / RICARD CUGAT

Sesenta años no son poca cosa. Lo saben Vicente Arévalo (Zamora, 1952) y Rubén Arévalo (Barcelona, 1981), padre e hijo y propietarios del Bar Altamira de Barcelona, en pie desde 1960 hasta hoy, cuando se conserva con los azulejos de siempre. Bar desapercibido -tres mesas dentro, un par en la terraza-, su tamaño contrasta con sus seis décadas de vida, que se miden por las anécdotas de sus dueños: antes fue una carnicería, el expresident Mas desayunaba allí a diario y unas escenas de Mala uva, de Sancho Gracia, se rodaron en la fachada. La pandemia, ahora bien, posee la perturbadora facultad de reducirlo todo a una preocupación incesante.