Gente corriente

Thuy Nguyen: "El abusador es alguien con quien te relacionas habitualmente"

Hija de refugiados que huyeron de la violencia de la guerra de Vietnam, se formó como psicóloga forense y ahora investiga profesionalmente los mecanismos que desencadenan la violencia sexual.

Thuy Nguyen desconecta en el bosque de los aspectos más duros de su trabajo. / JORDI COTRINA

El comportamiento ultraviolento del ser humano es una fuente inagotable de inspiración para el cine y la televisión, como demuestra el éxito de series como Mindhunter. Thuy Nguyen, doctora en Psicología y máster en psicología forense y criminal, investiga la mente de condenados por delitos sexuales y marca distancias con la ficción.

¿Duerme tranquila?

Al principio me despertaba y me venían flashes de testimonios de sentencias o de ciertos perfiles de condenados. Pero aprendes a separar tu trabajo de tu vida privada y ahora duermo mejor.

Trata con los seres más despreciados por la sociedad.

Especialmente los delitos sexuales contra niños me remueven algo por dentro. El imaginario colectivo suele definir a las personas que cometen estos delitos como monstruos, enfermos, desviados, antisociales…

¿Y no lo son?

La evidencia empírica niega que exista un perfil prototípico de abusador: puede ser un profesor, un tío, el mejor amigo de la familia… No es una persona marginal o con un trastorno mental, sino alguien con quien te relacionas habitualmente y que puede llevar una vida normal, con su trabajo, redes sociales, pareja…

¿Series como Mindhunter

Generalmente tiran de estereotipos. Mindhunter busca más el morbo, pero hay algunos capítulos de Ley y orden. Unidad de víctimas especiales donde se da información objetiva. La película No tengas miedo retrata bien tanto a la víctima como a abusador.

¿Recuerda su primera entrevista con un condenado?

Fue durante las prácticas de psicología forense. Era una persona en libertad condicional y me había empapado mucho para intentar tener una visión lo más objetiva posible, pero lo recuerdo con mucha inseguridad.

Normal.

Me sorprendió encontrar una persona bastante normalizada, abierta a hablar y con bastantes habilidades sociales. Tenía una baja conciencia de los riesgos que podrían llevarle a reincidir.

Es investigadora del Grup d’Estudis Avançats en Violència y trabaja en el Institut de Psicologia Forense. ¿Cómo surgió su interés en este ámbito?

En mi caso no es algo vocacional. Mis padres eran refugiados de la guerra de Vietnam y la Cruz Roja los trasladó a España. De rebote caímos en Cáceres, donde nací yo, pero nuestro destino final era Mallorca. Yo quería estudiar Bellas Artes y dedicarme a la ilustración, pero mi familia no podía pagarme los estudios en Barcelona y a mi madre le preocupaba que me fuera sola.   

Por eso se matriculó en Psicología en Mallorca.

También me gustaba y empecé a interesarme por las conductas violentas, no solo sexuales sino en general. Ahí me di cuenta de que necesitaba más conocimientos y vine a Barcelona a estudiar Criminología. Al llegar aquí y ver esta multiculturalidad me sentí liberada.

¿Por qué?

Hasta los 12 años no tuve DNI, solo una tarjeta de asilo, y la adolescencia la viví bastante mal porque siempre me sentía observada y diferente. Cada vez que entraba en una cafetería la gente se giraba a ver quién era esa chica de rasgos asiáticos.

Sus padres huyeron de una violencia que determinó su vida y usted se dedica a investigarla profesionalmente.

Nunca me lo había planteado así. En casa mis padres nunca fueron muy dados a hablar sobre la guerra ni sobre lo que habían pasado. Sí que insistían en hablar vietnamita en casa, para no perder las raíces, y eso es algo que ahora me enorgullece muchísimo.