Es posible que la cara de Rafa Calvo (Madrid, 1957) no te suene mucho, pero lo conoces más de lo que crees. Sobre todo si has escuchado en español a Bernard, de la serie 'Westworld' (HBO), o si has visto en español películas del actor Cuba Gooding Jr., como 'Pearl Harbor' (2001). Calvo, que fue compañero del recientemente fallecido Pepe Mediavilla, pertenece a una estirpe de actores que conforman la historia del doblaje barcelonés.
-¿En qué anda metido ahora?
-Estoy de actor invitado en series como 'Westworld' y también soy director de doblaje de un 'extended' de 'Deadpool 2'. Cuando puedo, además, doy clases en la Escuela de Doblaje de Barcelona.
-A usted el doblaje le viene de familia.
-No. Cuando era pequeñito hice películas hasta los 10 años, pero hasta los 35 no lo retomé. Estaba casado y trabajaba en una fábrica. El novio de mi prima le dijo a mi padre que quería que le acompañara a alguna sala de doblaje. Le acompañé 3 o 4 veces y me di cuenta de que era lo mío: dejé a la chica, dejé el trabajo y me metí en una escuela de doblaje.
-¿Qué fue lo que le enganchó?
-Ver lo divertido que era trabajar en la sala, que había buena sintonía entre todos...y ver a una chica trabajando de la que me colé. Como todo, es una casualidad.
-Se nota que le apasiona.
-Imagínate: un trabajo en el que te diviertes actuando y encima te pagan. Hoy eres un pirata, mañana eres un asesino...¿hay algo más divertido? También te digo que cada proyecto que dejo es como un lastre que me quito: empiezo con ilusión, se hace cuesta arriba y acabo odiando la película porque es muy difícil.
-¿De qué trabajos guarda mejor recuerdo?
-Me gustó mucho doblar a Philip Seymour Hoffman, que murió hace no mucho de sobredosis. Bernard, de 'Westworld', también me hace gracia, y luego chalaos como Cuba Jr. o Jack Black.
-Hábleme de su relación con Pepe Mediavilla.
-Era amigo de mi padre: gran persona, gran actor y todo el corazón que utilizaba para sus películas es el que le faltó para seguir vivo. Él siempre me decía: "Joder, media vida aguantando las cabronadas del padre, y la otra media aguantando las del hijo" (ríe).
-Sí: en este trabajo, si no te llaman, no ganas. En su última etapa a él le llamaban menos porque podía menos.
-¿Es difícil que le llamen a uno?
-Depende de que haya un papel para ti y de que se acuerden de ti: si eres mayor y en la película no salen hombres mayores...pues claro, te vas quedando un día, otro, otro...
-¿Cómo funcionan los salarios?
-Todos ganamos lo mismo. Cada una de nuestras intervenciones, llamadas 'takes', que son unas 5 líneas escritas aproximadamente para un personaje y 8 si son dos o más, se pagan a unos 7 euros. En televisión es un poco menos. No cobramos mucho: hace años se cobraba mucho más.
-¿Cómo ve el futuro de la profesión?
-Llegará un día, no sé cuándo, en que cambie todo y se vuelva a ganar el dinero de antes. Se está cometiendo un error: la calidad se pierde. Parece que el cine se tenga que cuidar, cosa que ocurre, pero que la televisión no tanto. Y las películas humildes hay que hacerlas con igual o mejor calidad que las que ya vienen con un cartel fantástico.
-¿Qué consejo le daría a un crío que se quiere dedicar al doblaje?
-Primero, que se forme en una escuela de doblaje. Que haga teatro. Que lea, porque la juventud lee poco. Y que sepa que el lenguaje de la calle, el hablar mal y vago, perjudica mucho para ser un buen actor de doblaje.