17 de agosto del 2017. Esperanza Escribano (Zaragoza, 1988) está en Mallorca trabajando en su primera pieza para la BBC, que la acaba de contratar puntualmente: un reportaje sobre los problemas del turismo en la isla. A las 17:03 h recibe una llamada. “Pensé que sería una falsa alarma hasta que me dijeron que era en la Rambla”. A las 20:30 h aterrizaba en Barcelona para enfrentarse al reto de su vida: cubrir los atentados terroristas para uno de los telediarios más importantes del mundo. Desde entonces, es el contacto de referencia de la BBC en España.
-¿Quién se lo iba a decir?
-Inimaginable. Éramos el equipo más próximo a Barcelona. Ni siquiera sabía si iba a seguir con ellos, pues me habían contratado para lo de Mallorca. Pero sí: fui útil porque era la única que conocía la ciudad y tenía contactos.
-¿Cómo se acaba trabajando en la BBC?
-Una compañera me comentó que la BBC necesitaba a un ‘freelance’ para hacer un tema en Mallorca. Después de los atentados, me ofrecieron quedarme como productora local en España, ya que desde 2012 la BBC no tiene corresponsalía en el país.
-¿Qué hizo al llegar a Barcelona el 17-A?
-Fue una locura. Aterrizamos a las 20:30 h y a las 22:00 inglesas teníamos que entrar en directo en el telediario más prestigioso de la cadena, el ‘Ten’. Estaba muy nerviosa, había estrés y el equipo técnico no nos funcionó, así que tuvimos que hacer la conexión con un iPhone.
-Qué responsabilidad.
-Hasta pasado un tiempo no fui consciente. A veces lo comentamos entre compañeros: "¿Cuándo fue tu primer ‘Ten’?”. Unos dicen que a los tres años, otros que a los dos…y yo digo que mi primer día.
-¿En qué consistió su trabajo durante los atentados?
-Soy productora local; me encargo de la relación entre el corresponsal y la historia. Ése fue mi trabajo, facilitar la información al periodista: pactar entrevistas, seleccionar fuentes, dar contexto, filtrar información y separar noticias de propaganda.
-¿Qué supuso a nivel personal la cobertura?
-Los primeros días trabajamos mucho y no me paré a pensar. Pero cuando hubo el minuto de silencio y salió tan espontáneo el grito de ‘No tinc por’, me relajé y empecé a llorar: vivo en Barcelona, yo podría haber estado ahí. Mi reflexión fue: “Intentemos que esto sirva para cambiar algo que no funciona”. Una de las cosas bonitas que vi esos días fue la foto del padre de Xavi abrazando al imán.
-¿Qué diferencia a una cobertura de la BBC de la de un medio español?
-Sobre todo los recursos. Los periodistas de la BBC sólo tienen la presión del espectador; los periodistas españoles, por la precariedad, a veces piensan más en cómo quedar bien con el editor o cómo ser los primeros a toda costa. Otra diferencia es el filtro de la propaganda en la BBC: nunca había estado en un medio cuyas coberturas se usen como arma política.
-¿Qué dificultades tuvieron durante los atentados?
-Lo más difícil fue contactar con el Gobierno español para contrastar. En eso, la Generalitat siempre ha sido más accesible, menos burocrática.
-Una crítica.
-Me molestó la utilización política de los atentados. Pensé: “¿No hemos aprendido nada del 11-M?”. Al periodismo le falta feminización al cubrir estas cosas; cuando hay civiles muertos, se requiere mucha sensibilidad.
-Un recuerdo.
-Me marcó que mis compañeros, que ya habían cubierto atentados en Bruselas, París o Londres, me dijeran que hay ciertas cosas que se repiten siempre, pero que de Barcelona les había sorprendido algo: la rápida reacción de la ciudad para volver a la normalidad.