El caos del voto por correo de los expatriados tiene muchas causas. Algunas veces se debe a los problemas derivados de la reforma del 2011; en otras ocasiones, a la lentitud de la burocracia, a negligencias de funcionarios (y también a olvidos de los interesados) o a las enormes distancias entre consulados y embajadas y algunas ciudades. Hay historias de diplomáticos que no funcionan y, por el contrario, de legaciones diplomáticas que sí hacen bien su trabajo.
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