La fuerza del agua que hacía mover turbinas fue clave para que la revolución industrial fuese salpicando Catalunya de fábricas, textiles y de otras muchas producciones. El pragmatismo fue ubicando junto a los márgenes de ríos, como el Llobregat, aquellos espacios fabriles que dieron trabajo a tantísimas familias, autóctonos, y de fuera. De toda la península llegaban autocares de gente que venía a nutrir plantillas en las factorías, a proseguir sus vidas y arraigar aquí. Para alojarlos, los empresarios hicieron construir viviendas junto a las fábricas, pero también colmados donde abastecerse de alimentos y todo lo necesario para el hogar. También incluyeron lavaderos públicos, farmacia y escuela para los hijos de los empleados. La iglesia, normalmente, tampoco faltaba en esta concentración de servicios (motivada por la comodidad de los trabajadores o/y interés por parte del amo de las fábricas) que así fueron conformando lo que hoy conocemos como colonias industriales.
Propuestas
5 colonias textiles para visitar en una escapada
Visitamos las fábricas y las casas donde trabajaban y vivían los empleados y sus familias en la zona del Berguedà
Colonia de l’Ametlla de Merola /
Lo más visto
- Pensionistas, solo cobraréis una parte de la paga extra en junio: esta es la razón
- Estas son las enfermedades que la yuca ayuda a combatir
- Barcelona descarta replicar el modelo de ejes verdes al costar su mantenimiento diez veces más que en otras calles
- Niño Becerra lanza un aviso a los que van a pedir una hipoteca: "A partir del mes de junio..."
- Los Mossos alertan de este método de robo: "Antiguo pero recurrente"