escapadas deportivas

Los 10 campos de golf más apasionantes de Catalunya

Guía para conocer los recorridos más interesantes de nuestra geografía

Vista aérea de uno de los hoyos del Club de Golf Terramar, en Sitges. / XAVIER JUBIERRE

La pregunta suele ser la misma, incluso para los aficionados al golf, que son muchísimos (casi 30.000 federados): "¿tú eres más de mar o de montaña?". Da igual la respuesta porque los amantes del green tienen posibilidades de dar rienda suelta a su pasión por toda la geografía catalana, ya sea junto al Mediterráneo o incluso en los Pirineos.

Llegado el tiempo de hacer vacaciones (o escapadas), he aquí una guía con 10 de los mejores campos de golf de Catalunya. Difícil escoger porque hay casi 36 (27 de 18 hoyos y 9 de 9 hoyos), algo inimaginable en 1914, cuando nació el decano de los catalanes, el Club de Golf Sant Cugat, aún en activo. 

1. Golf La Roca

Cerquita de Cardedeu (tan cerquita que un par de hoyos están pegados al pueblo, separado por la vía del tren), La Roca triunfa por su carácter abierto. Al no tener socios, vive de montar torneos, muy populares entre los locos del golf. Otra manera con la que el club se acerca a los jugadores es la academia para perfeccionar el swing, además de las ofertas que lanza regularmente. 

El campo ha ido ganando empaque con el paso de los años, con hoyos emblemáticos como el 18, un buen lugar para resolver finales apretados: un par 3 con un lago entre el tee y el hoyo solo apto para los espíritus más atemperados.

2. Club de Golf Terramar

Otro histórico como Sant Cugat es Terramar (1927), con un par de hoyos donde casi te salpica el mar. Quizá porque es bastante plano y ancho, es otro de los recorridos que engaña y te hace creer que es sencillo. Pero ¿quién ha hecho su mejor tarjeta allí? En sus greens oceánicos los aficionados tripatean más de lo que querrían, y eso se nota en la tarjeta al final del recorrido.

Lo saben bien las jugadoras del Ladies European Tour, que visitan Terramar cada año (este no, por el coronavirus) para disputar uno de los torneos puntuables para el Circuito Europeo femenino, un espectáculo que atrae a miles de personas a este emblema de Sitges.

3. Golf Montanyà

"Sal y disfruta". Eso te diría Johan Cruyff si te viera por la casa club de Montanyà antes de acudir al primer hoyo, igual que hizo en 1992 con sus jugadores del Barça antes de ganar la primera Champions de la historia del Barça. De hecho, tiempo atrás no habría sido extraño el encuentro porque el desaparecido padre del 'dream team' era un habitual de este precioso escenario del Montseny donde te tocará hacer golpes en subida y en bajada constantemente. Para recordarlo en este campo que tan bien respeta la orografía original del terreno de El Brull (Osona), su figura aparece en el 'tee' del 14 -¡qué otro hoyo podría ser!-, un par 3 larguito (159 metros) con un obstáculo de agua justo antes del green. 

Por cierto, el restaurante de Montanyà es probablemente el mejor de todos cuantos hay en los campos de golf catalanes

4. PGA Catalunya Golf

Salimos de la provincia de Barcelona y aterrizamos en la de Girona. Palabras mayúsculas merece este campazo de Caldes de Malavella. O campazos, porque tiene dos recorridos de 18 hoyos. El Tour es más accesible para los aficionados de nivel medio y bajo, mientras que el Stadium es, como su nombre indica, mayestático. Un auténtico reto que mezcla dificultad extrema con paisajes memorables. Por eso es uno de los mejores de Europa, ha organizado tres veces el Open de España y fue candidato para acoger la Copa Ryder del 2022. Nivelazo.

Con razón PGA recibe tantos visitantes británicos, que saben apreciar el altísimo nivel de sus servicios e instalaciones, y que pueden quedarse en el resort para disfrutar de más jornadas de GOLF (así, con mayúsculas).

5. Golf Club Torremirona

Cerca de Figueres está Navata, la población en cuyo término municipal se ubica este club donde tanto se oye hablar hablar castellano, catalán y francés. Su cercanía a la frontera ha hecho que muchos golfistas del país vecino acudan a sus instalaciones para disfrutar de un recorrido variado y exigente a pesar de que, aparentemente, no parece tan complicado. El que sí parece difícil-difícil es el hoyo 5, un par 3 con un green en una isla rodeada de agua.

Pero sí, en Torremirona cuesta cumplir con tu handicap. Suerte que si no sales airoso del desafío siempre puedes hacer noche en el hotel que hay allí mismo y cuyo spa es otro de los atractivos por los que merece la pena una escapada.

6. Golf de Pals

Cloc, cloc, cloc. Digamos que se trata de una onomatopeya que intenta reproducir el sonido de una bola impactando en el tronco de un árbol. Pues en Golf de Pals, ese ruido es el más temido por los golfistas que lo visitan, ya que el recorrido discurre entre pinos y pinos y pinos que, cloc, cloc, más de una vez te devuelven a la calle una bola que habría acabado en Raticulín. Así que menos quejarse de los árboles y más afinar con maderas y hierros en este paraíso ubicado junto a la playa donde estaban las gigantescas antenas de Radio Liberty con las que EEUU transmitía propaganda anticomunista a la URSS y los países del Este.

Sin duda, el de Pals, el más antiguo de la Costa Brava (1966), es un campo con personalidad propia, de los que siempre apetece volver a desafiar. Cloc, cloc, cloc.

7. Golf Club Peralada

En Golf Club Peralada nunca te aburrirás. Jamás completarás el recorrido pensando que has jugado dos hoyos parecidos. Imposible. Y eso es un auténtico mérito porque un diseño tan variado no es fácil de encontrar hoy en día. Por eso cada golpe es un desafío nuevo, a veces inesperado, a menudo exigente, y más aún cuando sopla la tramontana.

Al acabar, el 'hoyo 19' es una tentación que cobra diferentes formas, desde quedarse a dormir el hotel hasta recibir un tratamiento a base de vino en su lujoso 'spa', o simplemente quedarse a comer algo en su restaurante (los más sibaritas puedes asomarse al Castell de Peralada a probar los platos con estrella Michelin del restaurante homónimo o a jugar en su casino).

8. Club Golf d'Aro

Jugar allí arriba (porque hay que subir bastante para llegar a la urbanización Mas Nou, cerca de Platja d’Aro y Santa Cristina d’Aro) es una de las experiencias golfísticas más agradables que se pueden vivir. Podrás jugar bien o mal, podrás bajar handicap o hacer el ridículo hoyo tras hoyo, podrás ganar un torneo (su agenda es intensa) o quedar el último. Pero pase lo que pase sobre el verde, te resultarán inolvidables esas vistas sobre el mar desde allí arriba. El hoyo 4 tiene una panorámica tan espectacular que cuesta concentrarse en la bola y no parar para hacer una foto.

Golf d'Aro tiene calles empinadas y a veces estrechas, lo que cual pone a prueba tu forma física (si eres de los que tira del carro en vez de conducir buggy) y tu talento golfístico (para no mandar la bola barranco abajo). 

9. Aravell Golf & Country Club

Ah, que lo tuyo es la montaña. Pues toma Pirineos. Una de las opciones en la cordillera es Aravell, un campo largo donde no creas que por ser verano y estar en las alturas vas a tomar el fresco. El recorrido te hará sudar porque el 'rough' que acompaña las calles suele convertirse en un agujero negro si tu bola cae allí porque la hierba suele estar muy alta

A una horita en coche, en la Cerdanya, tienes otros dos campos que merecen la visita y son más llanos que Aravell. Son Real Club de Golf Cerdaña y Real Club de Golf CerdañaFontanals Golf. El primero, coqueto como el solo, rodeado de árboles centenarios y con algunos hoyos que discurren por un bosque con riachuelo incluido; el segundo, abierto, largo, con canales de agua escondidos que debes tener controlados si no quieres ver como tu bola nada rumbo a no se sabe dónde.

10. Club de Golf Bonmont

Acabamos en la provincia de Tarragona. En Bonmont, otro de los grandes campos de Catalunya, largo y ancho, donde alguna vez ha ido a entrenar un grande como Sergio García (Borriol, su localidad natal, en Castellón, no está tan lejos de Mont-roig del Camp). Seguro que para él también son un reto hoyos como el 17, un par 5 con una salida estrecha y un green protegido por un barranco de los que da vértigo. Toca ser valiente sí o sí porque no hay atajo que valga; o lo sobrevuelas o te hundes.

Su restaurante acristalado, con vistas panorámicas sobre la costa tarraconense, es un buen lugar para acabar la jornada con un buen sabor de boca.

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