Elecciones en Catalunya

El PSC retoma su campaña aliviado tras la decisión de Sánchez de quedarse

Illa celebra que Sánchez se quede y esquiva concretar medidas para la "regeneración democrática"

Pedro Sánchez decide seguir al frente del Gobierno y anuncia una "regeneración democrática"

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El candidato del PSC, Salvador Illa, en un mitin / ACN

Sara González

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Tras cinco días de vértigo conteniendo la respiración, el PSC respira aliviado. "El jefe está tranquilo", sostenían en la sala de máquinas de la calle de Pallars las horas antes de que Pedro Sánchez hiciera pública su decisión. Impertérrito, Salvador Illa ha procurado que no cundiera el pánico en las filas del partido, en cuya cúpula sí que había empezado a cuajar la desazón ante el escenario de afrontar la campaña con la salida abrupta del presidente del Gobierno. Pero se queda, así que los socialistas catalanes retoman su contrarreloj electoral tratando de recuperar su agenda con el líder del PSOE, pero también sus coordenadas de campaña con la gestión en el epicentro.

El convencimiento de Illa ha sido en todo momento que, con o sin Sánchez, el PSC tiene los mimbres para ganar el próximo 12 de mayo. Aunque el estado de ánimo no hubiera sido el mismo ni tampoco el grado de complejidad ni para la gobernabilidad catalana ni para la española, estrechamente vinculadas. No en vano el candidato, pese a darle apoyo incondicional en el terreno personal, dejó caer en el Comité Federal del PSOE que había que pensar también en la "estabilidad" que tanto promete en sus mítines tras una década al galope del 'procés'. La orden dada fue arropar y desgañitarse en pedir que no hubiera dimisión, pero también la de no sucumbir ante la premisa de que sin Sánchez en la Moncloa no podría haber Illa en la Generalitat. El tándem es deseado, pero no finalidad última.

Un regreso como "agua de mayo"

En el primer tramo de la campaña y pese a que no hay encuesta que cuestione su victoria, en el PSC han estado con el corazón en un puño a sabiendas del filón que tiene Sánchez en Catalunya. Con la carta hecha pública en la víspera del arranque, saltó por los aires la planificación de un Illa aupado por el jefe de la Moncloa desde el minuto uno de la competición y en hasta cinco mítines en dos semanas. Ahora, lo esperan como agua de mayo -nunca mejor dicho por calendario y por la lluvia de estos días- en el acto que el partido tiene planificado el jueves en Sant Boi de Llobregat y que puede convertirse en un baño de masas que se repita el sábado en Montmeló.

La antesala ha sido el mitin este lunes en Mataró, con una militancia con sonrisas de oreja a oreja. "Estoy muy contento de que haya decidido continuar", ha dicho Illa, que lo ha definido como "el mejor aliado" que pueda tener Catalunya en el ámbito económico y social, pero también a la hora de pasar página al 'procés' y avanzar en la construcción de una España "plural y diversa" que admite que es "mejorable". Sin mencionar la amnistía, ha defendido las propuestas "valientes" que ha tomado Sánchez pese a ser "incómodas" de gestionar para el PSC.

La euforia de la militancia

En la ola de euforia por la decisión del presidente del Gobierno estaban aún montados los asistentes. "Sabía que se quedaría, ha visto que somos muchos los que le queremos. Meterse con la familia no es política", asegura Loli, de 67 años. Más dudas tenía Conchi, de 77, que define como "muy fuerte" lo que está viviendo el presidente del Gobierno. El nombre de Sánchez está en boca de todos. "Pensaba que se iría, entiendo perfectamente que te puedas agotar personalmente cuando dedicas tu tiempo a los demás. La política es dura", sostiene Josep Maria Sánchez, socialista de 47 años.

Y miembros de las juventudes del partido no esconden tampoco su alivio tras admitir que tenían el alma en vilo. Para Edgar Fernández, de 27 años, el "punto de inflexión" fue la manifestación ante la sede de Ferraz. Y Txema, de 22, ya casi se veía arremangándose para una nueva campaña de elecciones generales. "Menos mal", dejan caer.

Volver a hablar de gestión

Sin embargo, más allá de la continuidad de Sánchez, el líder del PSC también aspira a retomar el hilo de su campaña centrado en hablar de la gestión y de los servicios públicos. Illa es un dirigente más proclive a moverse con comodidad en el terreno de la racionalidad que en el de la emocionalidad. Y, de hecho, en los últimos tres años ha hecho gala precisamente de la necesidad de volver a la calma en Catalunya para atender a "las cosas del comer" y arremangarse por la sanidad, la educación, la gestión de la sequía y las infraestructuras. Ahora, quiere volver a hablar de ello tras unos días en que el nombre de Sánchez ha sido coreado por su público convirtiéndole en el gran ausente omnipresente.

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Pasarán aún algunos días hasta que pueda lograrlo, pese a que de la mano de la número dos, Alícia Romero, ya ha empezado a retomar la carpeta de "priorizar los servicios públicos" y recuperar el "prestigio del autogobierno" y ha lanzado una nueva propuesta para invertir el 1% del PIB en universidades e investigación. Primero, porque el fervor entre la militancia socialista por ver a Sánchez subiendo al atril será inevitable. Y, segundo, porque quedan interrogantes por resolver que todavía darán de qué hablar. ¿En qué medidas debe traducirse la "regeneración democrática" que enarbola el presidente? ¿Qué implicará el "punto y aparte" que ha prometido? Illa ha esquivado por ahora responder a la espera de que las aguas de la campaña vuelvan a su cauce, pero también bajo el convencimiento de que nada de lo sucedido lesiona sus expectativas electorales.

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