"La legislatura dura cuatro años y, por lo tanto, habrá elecciones en febrero de 2025". Esta declaración es del president Pere Aragonès y sale publicada en una entrevista el domingo pasado. Una semana antes, en EL PERIÓDICO, expone lo mismo: "Serán en febrero de 2025". No es sorprendente, es su obsesión desde el principio de su mandato: ser el primer president en 15 años que consigue agotar una legislatura. Esa es la estabilidad que considera que Catalunya necesita. Sin embargo, el domingo 10 de marzo, Aragonès ya lleva unos días barruntando la idea de adelantar los comicios. Las negociaciones de los presupuestos de los Comuns están estancadas y en el Palau de la Generalitat empiezan a temerse lo peor. Sin cuentas, no tiene sentido agonizar hasta 2025. En este punto empiezan las 72 horas en las que Catalunya cambió unos presupuestos de 44.000 millones, los más altos hasta la fecha, por unas elecciones anticipadas. Las quintas desde 2010.
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