Nuevo país, misma función. Judith Maiworm (Mönchengladbach, 1954) dejó atrás el pasado verano tierras latinoamericanas, donde hizo de consejera cultural de la embajada alemana en Cuba y dirigió el Goethe Institut de Santiago de Chile. Ahora, Maiworm, que se marca como reto personal aprender catalán, vuelve a dirigir un Goethe, ahora en Barcelona (Roger de Flor, 224).
-¿Qué es el Goethe Institut?
--Es el instituto oficial de Alemania para la cultura. Desde su origen, trabaja para que la gente pueda informarse sobre Alemania o encontrar artistas y científicos de mi país para poder desarrollar vínculos y proyectos comunes.
-¿En qué ámbitos trabajan?
-Tenemos tres grandes áreas de actuación. Una de las más importantes es la enseñanza de alemán con unos 3.000 alumnos anuales. Otra área importante es la información a través de la biblioteca. Ofrecemos acceso a medios, libros y películas. El último gran ámbito de actuación es la programación cultural. Ofrecemos una gama muy alta de cultura alemana, con teatro, cine, algunas exposiciones…
-Cambiaron de sede hace poco.
-Antes estábamos en la calle de Manso con Paral·lel, y el edificio no nos gustaba. La estructura no era del todo buena, el alquiler era muy alto y debíamos compartir las instalaciones con otras empresas.
-Distinta sede, mismo distrito.
-Siempre intentamos estar donde está la gente, buscamos un lugar céntrico. Y para nosotros, el Eixample es perfecto. Estamos muy contentos con el nuevo edificio.
-¿Qué opinión tiene de la ciudad?
-Culturalmente, creo que Barcelona es una de las ciudades más vibrantes e interesantes de Europa. Es atractiva para los jóvenes, para el diseño y el arte. Tiene ganas de vida.
-¿Cuál es su función como directora del instituto?
-Gestionar la coordinación entre los departamentos, asegurar que la comunicación sea eficaz y fluida entre ellos y, llegado el momento, tomar las decisiones que sean necesarias.
-Ya lleva más de 100 días al frente de la sede del Goethe Institut Barcelona. ¿Un primer balance?
-Estoy muy contenta con la experiencia. He tenido mucha suerte de que me mandaran a Barcelona en todos los aspectos: ciudad, gente, amigos, la nueva sede del instituto… Sinceramente, ha sido como si me hubiera tocado la lotería.