El Capità Enciam solía decir que los pequeños cambios son poderosos, pero es justo admitir que también pueden ser revueltos. En Vilanova i la Geltrú, por ejemplo, en septiembre el ayuntamiento decidió impulsar una veintena de intervenciones en el entorno de centros educativos con el objetivo de mejorar la seguridad de los alumnos. Aquello, claro, incluía cortes de tráfico. Una de las escuelas implicadas es la Canigó, sita en la calle del mismo nombre, de poco más de 200 metros de longitud, donde también hay una guardería pública y la sede de los servicios educativos del Garraf. La decisión, sin embargo, no ha gustado nada a alguno o algunos de los vecinos, que han decidido emprender una oposición entre visceral y escatológica. Una actitud, todo sea dicho de paso, censurada sin fisuras por los residentes de la zona.
Discutida reforma en Vilanova i la Geltrú
El misterio de las cacas de perro y las pintadas vandálicas contra un corte de tráfico
La pacificación del entorno de una escuela ha generado una escatológica respuesta rechazada por los vecinos, el ayuntamiento y las familias de un colegio cercano
Las pilonas que no gustaron nada a alguno de los vecinos de la calle de Canigó /
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