El curso empezó con muchas dudas y nuevas incomodidades. La higiene, la ventilación, la mascarilla y el funcionamiento en grupos estancos hacía temer que este sería un año de transición. Y al no saber se le unían la mirada vigilante de los científicos, que no veían claro el regreso al cole, y la fiscalización social a unas aulas que muchos consideraban, de entrada, focos de amplificación del virus. Bastaron un par de meses para que el suflé bajara y los nuevos hábitos se asentaran. Ahora, al cierre del segundo trimestre, las cifras demuestran que la educación no potencia el coronavirus pero sí evita ensanchar la brecha de la segregación escolar. Todo, a costa de un profesorado exhausto, de unos alumnos que se han adaptado bien y de unas familias que han acompañado mucho y han molestado poco.
Educación
La escuela cierra el segundo trimestre con dos guarderías confinadas y el 98,7% de los alumnos en el aula
El Govern mantiene la mascarilla obligatoria, como mínimo hasta el curso que viene, a pesar de que la mayoría de docentes ya están vacunados
Cerca de 120.000 profesionales vinculados a la enseñanza, de un total de 150.000, ya han sido inmunizados
Los maestros admiten que están cansados pero a la vez contentos por la respuesta de alumnos y familias
Niños saliendo de la escuela, el pasado mes de diciembre, en Barcelona /
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