PRUEBAS DE ACCESO A LA UNIVERSIDAD

El muro burocrático de la selectividad

La familia de una joven catalana que debía examinarse ha pasado semanas de desinformación y nervios

Los alumnos que acrediten una enfermedad pueden presentarse en septiembre con las mismas garantías

Anna juega con la arena de la playa de Vilassar de Mar, la mañana del martes.  / SERGI CONESA

Tendría 13 o 14 años cuando lo vio claro. Con esa edad, lo normal es que te deslumbre una canción, una película, un chico o una chica. Las cosas de la adolescencia. Anna, en cambio, quedó prendada por la física cuántica, la ciencia que estudia las características, comportamiento e interacciones de partículas a nivel atómico o subatómico (visto en internet...). Esta joven del Maresme, de 17 años, tuvo claro que esa sería su profesión. Estudió y estudió y estudió, y acaba de cerrar el bachillerato con matrícula de honor. Todo a punto para el último obstáculo: la selectividad. Pero no podrá ser, porque semanas atrás, Anna, quizás vencida por la presión, colapsó. Y los efectos secundarios de los medicamentos que ha estado tomando apenas le permiten sostener un bolígrafo. Deberá presentarse en septiembre, cuando espera que la nota le cuente como si hiciera la prueba estos días. Así será, presuntamente, pero el proceso no ha sido nada fácil.