OPINIÓN

Qué ganas de perder de vista a mi hijo

Varios niños juegan en un parque infantil de València, donde ya no están precintados. / MIGUEL LORENZO

Adoro a mi hijo, pero qué ganas de perderle de vista un rato. Y dirán muchos cuando lean esto: "Ya están las madres, quejándose de todo. Qué pesadas son. Que no hubieran tenido hijos". Y tienen razón.