Yassir Raïs (Syra Coffee): Un arquitecto enamorado del café en París

En el ADN de Yassir Raïs está el componente emprendedor que heredó de sus padres, ambos doctores en Biomedicina, originarios de Marruecos. Emigraron a Burdeos (Francia), donde nació él, para después trasladarse a Barcelona y fundar un pequeño laboratorio de toxicología. Allí creció Raïs, impregnado de la cultura del esfuerzo que predicaba su familia y de la multiculturalidad que les era propia, así como de la "libertad a nivel creativo" que supieron transmitirle y que ahora define su vida. 

A sus 31 años, echa la vista atrás. "De pequeño me imaginaba a mí mismo emprendiendo, pero no tenía una idea concreta de lo que iba a hacer. Quería crear algo que antes no existiera: un producto, un servicio, un logo", recuerda. Años más tarde, esa inquietud se materializó en Syra Coffee, cadena de cafés de especialidad que cuenta con una cuarentena de locales abiertos en ocho ciudades españolas y que facturó en 2023 más de siete millones de euros.

El niño que quería crear creyó que la mejor forma de aterrizar sus ideas era estudiar arquitectura. "Es una carrera que soñaba con hacer. Y para mí era clave cursarla en París, porque tiene matices mucho más artísticos de los que se pueden encontrar en Barcelona o Madrid", explica. Se fue a estudiar al país vecino en 2011, pero siempre se sintió muy vinculado a la capital catalana. "Cuando una persona se va fuera, nunca deja del todo el sitio del que procede", asegura. "Si soy de alguna parte, es de Barcelona", defiende. Por eso volvía todos los veranos y se dio cuenta de que, en sus estancias, echaba de menos algo: el café de especialidad que tomaba en París.

Creación intuitiva

"La creación de Syra Coffee fue muy intuitiva", cuenta. Corría el año 2015. Entonces, el café de especialidad, que se distingue por la máxima excelencia del grano de variedad arábica, se estaba extendiendo por Europa, pero todavía no había llegado a España. Con esa idea en mente, la casualidad quiso que el joven encontrara un local de 20 metros cuadrados en la calle de Siracusa del barrio barcelonés de Gràcia. "Me enamoré. Tanto, que la calle le dio el nombre a la compañía", relata. Él mismo diseñó la cafetería y, como no tenía dinero para pagar a un constructor, se hizo cargo, junto a su mejor amigo, de darle forma. En 10 días la tuvieron lista para abrir. 

Raïs tuvo que gestionar su creación a distancia porque, aunque ya se había graduado, en París todavía le esperaba un máster. No fue hasta 2018 que volvió definitivamente a su Barcelona para hacer crecer aquella cafetería hasta convertirla en una cadena en la que se sirven, sobre todo, cafés para llevar. Una de las claves para diferenciarse fue tostar su propio grano. Son el mayor tostador de café de especialidad del país, y lo hacen diariamente en una nave de 1.000 metros cuadrados en L’Hospitalet de Llobregat (Barcelona). Colaboran con más de 70 productores de El Salvador, Burundi, Colombia, Kenia y Etiopía. 

El objetivo último de su compañía es "democratizar el café de especialidad". Pero Raïs es consciente de que existe una creencia alrededor de este producto, y es que es demasiado caro. Él mismo reconoce que forzosamente debe ser algo más costoso que el café convencional "por las mejores condiciones de pago que reciben los productores y los baristas, y por la propia calidad del producto", sostiene. Sin embargo, también tiene que ver el hecho de que "cuando un producto llega al mercado, siempre empieza con una gama de precios alta, y luego se va aplanando". En Syra, afirma, intentan "estar en un punto medio a nivel de precios". ¿Y cómo se puede mantener la calidad a un buen precio? A su entender, creciendo.

Yassir Raïs ha sabido cómo conjugar su profesión con su gusto para dar lugar a su segunda creación más preciada, después de su hija recién nacida. "Podría estar toda la vida trabajando en esto", asevera. En su opinión, "nos da la impresión de que el café de especialidad está por todas partes, pero falta que entre en muchos sectores, como el canal Horeca y la gran distribución". Actualmente, solo representa el 2% del consumo mundial. Los productores trabajan duramente para colocarlo en el mercado, asegura el empresario, pero todavía cuesta. "Esto es solo el principio, pero es algo que va para largo, y yo quiero ser partícipe del proceso", afirma. "No pararé hasta ver Syra por todas partes", sentencia.