Según las cifras de AECA-ITV, cada año más de 1,3 millones de vehículos no superan la ITV cuando son llevados a revisión y los OBD ya son la tercera causa por la que esta prueba no recibe el apto que permita a los coches seguir circulando por las carreteras españolas.

Los OBD (On Board Diagnostics) son los sistemas que tienen los coches modernos para identificar errores de funcionamiento del vehículo, que suelen indicarse en el salpicadero mediante señales lumínicas. Un operario de la ITV no dará el visto bueno a una inspección con uno de los chivatos de los OBD indicando que hay algún fallo en el motor de un coche.

Sin embargo, lo que está ocurriendo en la mayoría de los casos es que son los OBD los que están registrando fallos, informando de la existencia de errores cuando, en realidad, el vehículo funciona a la perfección.

Que los sistemas de detección de fallos en el vehículo funcionen perfectamente resulta clave para la seguridad del conductor. La normativa por la que se revisa los OBD es de 2018. Para reparar los OBD será necesario acudir a un taller, donde solventarán rápidamente el fallo en los detectores de errores del vehículo.