Desde luego que el consumo de luz es determinante en la factura que paga cualquier cliente, pero no lo es todo en una factura: un gran porcentaje de la misma lo determinan los impuestos y otras regulaciones.

Tanto el IVA como el IEE -Impuesto sobre la Electricidad- son dos de las principales tasas que engordan el coste final de una factura. Los peajes -determinados por la CNMC- y otros gravámenes regulados por el Gobierno completan la suma final que mes a mes nos exigirá nuestra comercializadora de energía.

El IVA de la electricidad ha estado minimizado al 5% hasta el final de 2023 y lo mismo ha pasado con el Impuesto Especial Eléctrico al 0.5%. En 2024 subirá al 10% En 2024, el IVA para la luz se quedará en el 10%, siempre que no se tenga contratada una potencia igual o superior a 10 kW.

El IVPEE (Impuesto a la Producción Eléctrica) es otra de las partidas que engrosa la factura de la electricidad y pasará del 0% al 7%, con aumentos progresivos, a lo largo del año.

En cuanto a los peajes que también afectan al importe final de los recibos mensuales, son costes regulados con parte fija, como la potencia contratada, y una parte variable:

• Tasa CNMC

• Retribución a la actividad de Transporte y de Distribución

• Incentivos a las renovables (son casi un 40% de los costes regulados)

• Segunda parte del ciclo del combustible nuclear

• Déficit de tarifa

• Compensación sistemas no peninsulares

La factura se completa con pagos por capacidad, servicio de interrumpibilidad, retribuciones al operador del sistema y del mercado y pérdidas de energía, además del alquiler del contador eléctrico.