A la hora de hacer cuentas con Hacienda el contribuyente no paga ni más ni menos que lo que por ley le corresponde según sus ingresos anuales y las deducciones que se puede aplicar.

Da igual que ese pago de impuestos se haya hecho de una forma más escalonada y justa mediante el porcentaje de retención que se ha ido aplicando mensualmente o que, llegado el momento de la Declaración de Renta, se practique una corrección mayor, bien sea a favor como en contra del contribuyente.

En ese sentido, es posible que este año los contribuyentes con salarios más bajos, aquellos que se encuentren entre los 22.000 euros y los 35.200 euros anuales, sufran más la cita con el IRPF.

Esto es debido a que el Gobierno modificó el Reglamento del IRPF en diciembre de 2022 para que a lo largo de 2023 los empleadores aplicaran un límite máximo en la cuota de retención de las nóminas de los salarios de hasta 35.200 euros, la cual se reduciría aún más en función de las circunstancias de cada persona, tales como las cargas familiares, por lo que es posible que hayan estado pagando menos de lo que les correspondiera.

Así, a menor salario y menores cargas y deducciones imputables, mayor posibilidad de que la declaración les salga a pagar, constituyendo esto un gasto con el que pocas veces cuenta el contribuyente.