El actual contexto de alta inflación y de inestabilidad política y económica a causa de la guerra de Ucrania afecta directamente al ahorro ciudadano, tocado ya de por sí, tanto que ha provocado alarmas como la lanzada por la OCU, advirtiendo que tan sólo un 10% de los españoles llega a la edad de jubilación con dinero guardado.

Llueve sobre mojado y eso hace todavía que sea más importante mirar a la salud de las futuras pensiones, cuya sostenibilidad preocupa en el Gobierno, dado que será la única fuente de ingresos para muchos de los trabajadores actuales. Esta cuestión no ha pasado desapercibida para analistas como Santiago Niño Becerra, quien en su habitual estilo directo, suele realizar predicciones en sus redes sociales cuando menos preocupantes.

Así, en marzo pasao escribió en X (antes, Twitter): "El número de pensionistas va a aumentar desde los 10 millones de la actualidad hasta los 15 millones en 2050". Pienso que los progresivos recortes y encarecimiento de prestaciones de la sanidad pública universal y la insuficiencia de renta para contratar pólizas sanitarias privadas harán que la esperanza de vida vaya disminuyendo aceleradamente, lo que restará tensión a las pensiones".

La frialdad de su análisis provoca escalofríos si nos quedamos con el resumen de lo que expone: algo así como un "no hay mal que por bien no venga", con el desmoronamiento del sistema público de salud tal y como hoy lo conocemos y el insuficiente poder adquisitivo de buena parte de la población como alivio de un sistema de pensiones con un futuro negro.