Si algo ha quedado claro en los últimos meses es que la negativa tormenta económica es cada vez más compleja de afrontar para las familias españolas en general y valencianas, en particular. La inflación sigue disparada, especialmente en una cesta de la compra que cada vez resulta más prohibitiva para el bolsillo medio. En paralelo, el pago de una hipoteca se erige como una cumbre difícil de coronar gracias a unas subidas de tipos que se elevaron la pasada semana hasta el 3,5%, y el coste de llenar el depósito no ha llegado ni por asomo a lo que suponía hacerlo antes del inicio de la guerra en Ucrania. Sin embargo, y pese a todos estos condicionantes adversos, la realidad es que el consumo resiste. Y eso que nuestro poder adquisitivo cada vez es menor.
Inflación
El consumo resiste pese a la gran pérdida de poder adquisitivo de los ciudadanos
El alza de los salarios no impide que la capacidad de compra se sitúe actualmente en niveles de 1996
Terrazas llenas de turistas en Benidorm.
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