Entre los años 1990 y 2002, durante la primera fase expansiva industrial de Pescanova SA, la supervisión externa de las cuentas correspondió a Ernst & Young. Excepto en el primer ejercicio, la auditora emitió salvedades sobre cada uno de los balances elaborados por el equipo de Manuel Fernández de Sousa. ¿El motivo? La pesquera rechazaba aportar determinada información aludiendo a que “la localización y bondad económica de los recursos pesqueros constituye una información de alto valor estratégico que no debe ser publicada y dada a conocer a sus competidores”, una práctica que no corregía pese a los requerimientos de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV).
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Pescanova, la tibia “sombra Enron” de la auditora BDO
Enfrenta el pago solidario de 127 millones como cooperadora necesaria en el fraude de la pesquera
Los imputados en el caso Pescanova, el primer día del juicio en la Audiencia Nacional.
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