Renesas, Texas Instruments, Infineon, NXP, STM, Intel. ¿Les suenan esos nombres? Son empresas productoras de microprocesadores, microchips, un elemento pequeño, muy pequeño en cuanto a dimensiones pero grande, muy grande en cuanto a importancia industrial a nivel mundial. La pandemia ha puesto en evidencia el gran peso específico de estos componentes hasta el punto de general el mayor colapso de la historia en una industria tan potente como la del automóvil. La escasez de semiconductores ha desembocado en una crisis sin precedentes que ha obligado a los fabricantes a detener la producción y, según apuntan los expertos de diferentes marcas, «el problema se va a alargar hasta más allá de mediados de 2023». Este año se dejarán de fabricar más de nueve millones de vehículos y los estudios apuntan un coste industrial de 182.000 millones de euros, el doble de lo previsto el pasado mayo.
Automoción
La industria del automóvil no se recuperará de la crisis de microchips hasta mediados de 2023
El cuello de botella generado por la escasez de semiconductores y la rotura de la cadena de distribución ha llevado a las marcas a buscar más soluciones de producción en suelo europeo
Jaque a los proveedores gallegos del motor por las materias primas y los chips
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