Cañete (Pimec): "Sería irresponsable que con la mayor inflación en 30 años no suban los salarios"

Antoni Cañete (Barcelona, 1963) encara la recta final su primer año al frente de la patronal de las pequeñas y medianas empresas de Catalunya, Pimec. Un 2021 marcado todavía por los vaivenes de la pandemia, a los que se ha sumado una escalada de precios, especialmente de la energía, y la escasez mundial de determinados suministros. Y la incertidumbre derivada de no tener ni atados y ni seguros, por ahora, unos presupuestos ni del Estado, ni de la Generalitat. ¿Cómo resumiría este 2021 para las pymes? Un Dragon Khan. En la industria el inicio de año fue muy bueno, incluso había empresas que nos decían que estaban por encima de las previsiones que habían hecho. Por ejemplo, en el sector auto, con crecimientos de dos dígitos. Pero luego vinieron los problemas de desabastecimiento y esos dos dígitos bajaron a uno y, en algunas, llegarán a negativo. Y, por el contrario, sectores como la restauración o el turismo, que empezaron el año con restricciones y después de la ‘revetlla’ de Sant Joan vivieron un incremento de la demanda espectacular. ¿Cómo está afectando y afectará a las empresas el aumento de los precios de la energía? Ya hace mucho tiempo que venimos diciendo que uno de los retos del siglo XXI será el energético. Para las empresas es un elemento de costes absolutamente trascendental y nos condicionará como país. Es verdad que estamos en un momento de incrementos de costes coyuntural y que se acabará estabilizando, pero también es verdad que no tenemos un sistema de precios justos de la energía. Y ese es uno de los grandes problemas. ¿Ese aumento de costes para las empresas significará que los consumidores tendrán que pagar más? Sí, sin duda. Muchas empresas están con los márgenes muy ajustados y no poder trasladarlo al consumidor provocaría que no fueran viables. Ya está pasando y pasará. ¿Hay un riesgo real de desabastecimiento de cara a la campaña de Navidad? Sí. Por ejemplo, ahora mismo hay algunas grandes cadenas que ya deberían tener su catálogo de juguetes para que los niños marcaran lo que le pedirán a los Reyes Magos. Este año no lo tienen porque no saben qué productos tendrán y cuáles no. En China hay empresas que están parando producciones seis días a la semana, en algunos casos, y tres días a la semana en muchos. Eso quiere decir que tendremos problemas de suministro, por la dependencia que tenemos. Y sobre esa dependencia debería hacernos reflexionar. Ante esa inflación, la Cambra ha pedido contener los incrementos salariales para evitar alimentarla, ¿está de acuerdo? Si solo atacas una parte del problema no vas a solucionar el problema. Estamos viviendo los mayores incrementos de IPC de los últimos 30 años. Y de la misma manera que lo sufren las empresas, también lo sufren los trabajadores a la hora de pagar la luz a final de mes. Desde el mundo empresarial ni podemos pedirlo, ni lo estamos pidiendo. Sería irresponsable e injusto. ¿Deben subir, pues, los salarios? Sí, en esto tenemos que ser muy coherentes. Las empresas tienen que ser viables y competitivas, pero no podemos olvidarnos de los trabajadores. El diálogo social es importantísimo y hablar de una cosa y no de la otra lo hace quien no se sienta en esa mesa de negociación. Nuestra propuesta es hablar de incrementos, pero referenciados a varios indicadores, como la inflación, la productividad o la evolución del PIB, entre otros. ¿Ve razonable subir el salario mínimo a 1.000 euros, como plantean los sindicatos? Pimec ya puso encima de la mesa hace años el debate del salario mínimo. Pero vemos con bastante inquietud que las subidas del salario mínimo se estén planteando como una subasta. El salario mínimo tiene que ser lo más alto posible, porque es algo que beneficia a todo el mundo. Pero hay que subirlo en la medida que no se destruya empleo. Y se está planteando subirlo a 1.000 euros sin haber hecho antes un análisis empírico de qué efectos tendrá. ¿Pero lo ve razonable? ¿Cree que en Catalunya subirlo a 1.000 euros destruiría empleo? En Catalunya, probablemente, en la mayoría de sectores no destruiría empleo. Pero va por barrios. Hay sectores, como el agrícola, donde sí podría destruir empleo. Sobre todo en otras zonas de España. Como Conpymes, hay socios que nos dicen que si sube el salario mínimo ello les obligaría a cerrar esa actividad, porque entonces saldría más rentable traer de fuera ese mismo producto. ¿Está a favor de un salario mínimo por autonomías? Sería difícilmente explicable. Cambiar solo las condiciones del salario mínimo en un territorio, sin cambiar el resto de la normativa, no funcionaría. En Catalunya, por ejemplo, tenemos normativas mucho más exigentes que en otros territorios y eso nos hace perder competitividad. Tenemos que huir de los populismos y, como decía Cruyff, bajar la pelota al suelo. ¿Está tranquilo con las noticias que le llegan de la reforma laboral que prepara el Gobierno? Volviendo a Cruyff, creo que ahora mismo esa pelota está en el aire y hay que bajarla. Hacer una reforma laboral que simplemente ajuste algunos aspectos y no entre en profundidad sería un error que nos costaría muy caro. Hay que avanzar en la 'flexiseguridad'. No podemos apostar por contratos de una semana para los trabajadores, pero las empresas tienen picos de demanda e incertidumbres. Si el empresario tiene flexibilidad, podrá garantizar seguridad. Verán entonces con buenos ojos el nuevo mecanismo de ertes que prepara el Gobierno, ¿no? Sí, pero tiene que haber una apuesta mucho más ambiciosa y exigente por la formación de esos trabajadores que vayan al erte. El Gobierno debe ir mucho más allá en políticas activas de empleo. Si las pymes estuviéremos en esas mesas de negociación, en el puesto de mando, exigiríamos medidas como estas. Es una anomalía de dimensiones importantes que en una reforma laboral de este calado no estemos presentes. ¿Están preocupados por las subidas de impuestos que puedan concretar el Gobierno y/o el Govern en sus próximos presupuestos? En esto estamos conduciendo en contra dirección. Subir ahora mismo, con la pandemia, el encarecimiento de la energía, la falta de suministros…, la presión fiscal sería una gran equivocación. ¿Han hablado con la Generalitat de su propuesta de suspender de empleo y sueldo a los trabajadores que se nieguen a vacunarse? Sí, nos dijo que los actuales niveles de vacunación son altos y que no la ven necesaria. Hemos querido plantear este debate ahora, que hay una cierta tranquilidad y los contagios están controlados. En Pimec, desde el principio de la pandemia, hemos dicho que la salud es lo primero. Y que seguridad y actividad económica tenían que ser compatibles. En ese sentido, planteamos que para poder entrar al centro de trabajo, el trabajador debe tener o la pauta completa de vacunación o hacerse una PCR o antígenos. No cuestionamos el derecho individual a no vacunarse, pero eso no puede poner en peligro la salud de todos. ¿El rechazo a vacunarse está generando un conflicto en las empresas? Según nuestros cálculos, hay 350.000 trabajadores que no están vacunados. Ahora mismo no es un problema, afortunadamente, pero sí genera situaciones de incomodidad en algunas empresas. Sobre todo entre los propios trabajadores. Ahora no es un problema, pero en el futuro puede serlo. Surgen nuevas variantes, como estamos viendo con la delta plus, y no sabemos qué pasará mañana.

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El presidente de las pymes catalanas aboga por incrementos consensuados de sueldos, ligados a varios indicadores, como la productividad y la inflación

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