Miquel Puig: "La oposición a subir el salario mínimo alimenta el autoritarismo"

Miquel Puig (Tarragona, 1954) acaba de publicar el libro “Els salaris de la ira” (Los salarios de la Ira, Penguin Random House), en el que trata de diagnosticar porque los trabajadores han ido perdiendo poder de compra durante las últimas décadas. Algo que, según alerta, tiene graves riesgos para la cohesión social y la estabilidad de la democracia. El principal diagnóstico de su libro es que los salarios llevan los últimos 40 años estancados, ¿por qué? Es fruto de una combinación de factores. Por un lado, un cambio demográfico. Los ‘baby boomers’ se sumaron al mercado de trabajo. Por otro, algunos gobiernos empezaron a hacer políticas antisindicales. Y, sobre todo, por un cambio industrial. Se empezaron a deslocalizar plantas y aquí los trabajadores se sustituyeron por inmigrantes para hacer aquellos trabajos que no pueden deslocalizarse, como la agricultura o el cuidado de las personas. Vistos los antecedentes, ¿los salarios continuarán estancados durante los próximos años? Seguramente sí. Las condiciones para que las cosas sigan igual están ahí. Porque la tecnología y la robotización tiene un potencial enorme y porque la cantidad de trabajadores que quedan en el mundo para incorporar al sistema productivo occidental todavía es enorme. ¿Qué debería cambiar para que eso no sea así? Que los trabajadores vuelvan a ser escasos en el mundo occidental. Y para ello hay que dejar de deslocalizar producción a otros países, algo que con la pandemia ya está pasando. Se tiene que limitar la inmigración, que ya se está haciendo. Se tiene que subir el salario mínimo y tiene que crecer el sector público. Si esto no ha petado todavía es porque el sector público se ha multiplicado. Su libro deja la sensación de que la mejor herramienta para que suban los salarios son las pastillas anticonceptivas Sin duda. La razón por la que podemos ser optimistas con el futuro de la humanidad es porque la fecundidad está cayendo en todo el mundo. Es por eso que nos salvaremos, tanto a nivel de estabilidad política como de sostenibilidad del planeta. Hace poco se ha cerrado el debate sobre subir o no el salario mínimo este año. Las patronales se han mostrado completamente en contra. ¿Qué efectos tiene eso sobre la cohesión social? Es un error enorme y puede alimentar los autoritarismos. Pues alimenta el descontento con el sistema y es inevitable que se asocie con un descontento con la democracia. Porque esa democracia, que forma parte del sistema, los ha dejado de lado. De la misma manera que pasó tras la crisis financiera del 2008, ¿estamos ante un nuevo ciclo de protestas? Sí, clarísimamente. Algo que estamos viendo especialmente ahora es el deterioro del poder de compra de los salarios ante el encarecimiento de la vivienda. Todas las políticas que incrementan ese coste son muy dañinas, como por ejemplo la atracción masiva de turistas. Si los gobiernos quieren salvar la democracia deberían contener la escalada de precios de la vivienda. En la anterior crisis muchas empresas aprovecharon para despedir a los trabajadores con mayores salarios. ¿Pasará lo mismo en esta? Sí, cuando un empresario invierte en robotización casi siempre intenta sustituir a los trabajadores que le salen más caros. Lo que es más difícil de sustituir son los trabajadores que dan servicios a las personas. Nadie quiere que a su abuelo lo cuide un robot. Lo que veremos es sustitución de financieros o médicos. Queremos que a nuestros abuelos los cuiden personas pero no queremos pagarles a esas personas unos buenos salarios… La gente si puede pagar menos, paga menos. Y si hay suficientemente disponible… Entonces, ¿los salarios solo suben si al que le toca pagarlos no le queda otro remedio? Exactamente. Debemos tomarnos seriamente que tenemos que proteger a los de abajo, algo de lo que hasta ahora ni la derecha ni la izquierda se han preocupado. El reciente triunfo del populismo es debido a eso. Hasta ahora ese debate se ha perdido en los detalles, en cuestiones más identitarias que materiales. Si a LePenn le votó tanta gente es porque hay mucha gente descontenta con el sistema, que antes no lo estaba y que ahora vota contra el sistema.

Miquel Puig: "La oposición a subir el salario mínimo alimenta el autoritarismo"

El autor de 'Els salaris de la ira' advierte de que la pérdida de poder adquisitivo trae riesgos para la cohesión social y la estabilidad democrática

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