El recorte de oficinas en la banca ha sido generalizado y masivo desde el estallido de la burbuja inmobiliaria en 2008, pero no todos los subsegmentos del sector han aplicado un tijeretazo igual de severo. Los grandes bancos tradicionales y, sobre todo, los surgidos de las antiguas cajas de ahorro han echado la persiana a en torno a la mitad de sus sucursales. En cambio, las cooperativas de crédito (un colectivo formado básicamente por decenas de cajas rurales, además de algunas entidades profesionales como las de ingenieros y arquitectos) han sido mucho más moderadas, lo que ha impedido que el acusado incremento del número de municipios sin sucursal (23%) fuera aún más dramático.
Exclusión financiera
Las cajas rurales palían la salida de la gran banca de las zonas despobladas
Las cooperativas han reducido sus oficinas un 16% desde 2008, frente al 46% de los bancos y el 58% de las antiguas cajas
Oficina de Cajamar en Soneja, una población de unos 1.450 habitantes en el interior de Castellón. /
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