Falta mano de obra y sobran personas en paro. A priori parece una ecuación fácil de resolver, pero no lo está siendo para los gobiernos ni para una multitud de empresas europeas, españolas y valencianas que observan estupefactas cómo no consiguen atraer trabajadores pese a que, dicen, ofrecen sueldos y condiciones laborales ventajosas. Algunos países como Alemania están incluso lanzando ofertas para captar empleados de la periferia de la Unión Europea a base de salarios por encima del mercado. Los sectores más castigados por esta falta de personal son sobre todo las industrias manufactureras y en especial las ligadas a la construcción (albañiles, fontaneros, carpinteros...), donde el boom de las reformas que provocaron los confinamientos por la pandemia no está pudiendo ser exprimido por culpa precisamente de esas plantillas incompletas.
Las manos ya no son de obra
Los jóvenes rechazan empleos físicos y que se vaciaron tras la crisis de 2008 y ven en las ramas tecnológicas una salida más segura
Una empleada de la empresa valenciana del sector del mueble Loyra trabaja en el pulido de una de las piezas. /
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