A veces, parece que el tiempo se comprime. Entonces, pasado, presente y futuro entrechocan con fuerza, provocando rupturas bruscas y efectos colaterales no previstos. La pandemia nos está empujando con tanta fuerza contra el futuro, que corremos el riesgo de hacernos daño por falta de adaptación. Así, por ejemplo, seguimos sin cerrar la reforma de la reforma laboral del siglo XX, cuando se nos cuelan por las calles los ciclistas precarios correspondientes a esa realidad del siglo XXI: un nuevo mercado laboral correspondiente al capitalismo de las plataformas con algoritmos, donde nada es lo que parece si lo miramos con los ojos del pasado: ni las empresas tienen capital físico (capitalismo sin capital: la mayor empresa del mundo en alquiler de coches con conductor, ni tiene coches en sus activos, ni conductores en nómina), ni los trabajadores son, exactamente, ni asalariados, ni autónomos, como los de antes.
En concreto
El futuro atropella nuestros derechos
Casi dos millones de trabajadores están ya teletrabajando más de la mitad de los días laborables desde sus casas
Una mujer teletrabajando durante la pandemia. /
Temas
Lo más visto
- Primera sentencia de un TSJ que aplica la doctrina europea y obliga a hacer fijo a un interino en fraude
- Puigdemont anuncia la muerte de su madre: "La mano de mi hija ha sido también la mía"
- Jorge Rey lanza las cabañuelas de primavera-verano: "Está muy cerca"
- El aviso de Hacienda a las empleadas del hogar: cambio desde este mes de abril
- Zona comercial y 750 viviendas: el futuro Hospital Comarcal del Vallès 'creará' un nuevo barrio en la comarca