Relaciones laborales

El teletrabajo: vicios y virtudes de una realidad que ha venido para quedarse

Una correcta implementación de esta modalidad de empleo puede aumentar la productividad y mejorar la conciliación

Una mala aplicación puede agrandar la brecha salarial en detrimento de las mujeres, deslocalizar puestos o dificultar los ascensos

Una profesora de educación infantil prepara los contenidos para su próxima clase a distancia. / Enric Fontcuberta (EFE)

Muchas personas no se habían reincorporado todavía presencialmente a su puesto de trabajo cuando la amenaza de nuevos rebrotes les ha alargado su primera gran experiencia de teletrabajo. El ejercicio en remoto ha pasado en los últimos cuatro meses de ser algo anecdótico en las empresas españolas a una rutina habitual. Y en muchos de estos casos, la voluntad es que este proceso sea algo irreversible. Ante esta emergencia, el Ministerio de Trabajo ha adelantado la aprobación de una nueva ley que regule esta modalidad, cuyos detalles se encuentra actualmente debatiendo con patronal y sindicatos. La semana próxima está prevista una nueva reunión entre las partes y el intercambio de documentos es constante estos días, según explican fuentes conocedoras de las conversaciones.

La última encuesta publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) sobre el tema, lanzada el pasado 10 de julio, revela que la extensión del teletrabajo se ha triplicado entre las empresas ubicadas en España. Mientras antes de la pandemia solo el 14% de empresas tenían a algún empleado operando a distancia de manera regular, tras esta casi la mitad (el 48,8%) han continuado parte de su actividad con un segmento o toda la plantilla ejerciendo en remoto. Esta rápida extensión del teletrabajo ha llegado de la mano de pros y contras, así como marcado por la falta de planificación en primera instancia.

Los expertos consultadas para este reportaje coinciden en señalar que las dinámicas que han regido, en la mayoría de casos, durante ese "teletrabajo de emergencia" deben ser revisadas para evitar potenciales riesgos. Tanto para los resultados de la compañía como para la salud del trabajador. Fatiga, estrés, sobrecarga de información o sensación de que el trabajo desborda son algunos de los posibles peligros para la salud del empleado que puede provocar una mala adaptación de esta nueva fórmula de jornada laboral. "No es la solución a todos los problemas, es un modo de trabajo con sus pros y sus contras", considera la investigadora de Eada Business School Aline Masuda.

Los límites del teletrabajo

¿Por qué hasta ahora el teletrabajo había sido algo minoritario? "Muchas empresas tenían miedo al cambio y a perder el control sobre sus empleados", afirma Masuda. La pandemia ha precipitado ese cambio y ahora las direcciones de las empresas deben idear como domarlo. "Cada organización tiene que plantearse cómo de madura está para decidir cuántos días a la semana de teletrabajo puede asumir", apunta la profesora de estudios de economía y empresa de la UOC Eva Rimbau.

"Cada empresa tiene que plantearse cómo de madura está para decidir cuánto teletrabajo puede asumir"

Eva Rimbau

Profesora de la UOC

Sobre hasta cuántos días debe extenderse el teletrabajo hay disenso. Masuda considera que el 100% de la jornada puede erosionar la cohesión del grupo; Rimbau opina que todo depende del perfil del empleado y que puede compensarse con dinámicas concentradas en poco tiempo y sindicatos como UGT abogan por no superar los tres días a la semana. Lo que está claro es que en muchos casos el teletrabajo no desaparecerá una vez remita el virus. Volviendo al estudio del INE, alrededor de una tercera parte de los establecimientos que han adoptado el teletrabajo declara que lo mantendrá en el futuro.

Menos atascos, menos afectos

Uno de los pros más evidentes, en los que coinciden los investigadores, es en el ahorro de tiempo que supone el teletrabajo en los desplazamientos, sobre todo para aquellos trabajadores que viven más alejados de su centro de trabajo o con peores comunicaciones (malas conexiones de transporte público o atascos recurrentes). No obstante, quedarse en casa no es una buena opción para todo el mundo (por espacio o por responsabilidades familiares) y por ello abogan porque las empresas asuman el coste de 'coworking' u otras alternativas fuera del domicilio.

Sobre convertir el salón de casa en la mesa de oficina, Rimbau apunta que "el teletrabajo facilita la conciliación, pero no debe ser solo una herramienta de conciliación". Pues la flexibilidad horaria y la capacidad de compaginar varias tareas en el mismo espacio entraña el riesgo de que sean las mujeres las que en mayor medida se acojan al teletrabajo. Por una cuestión de asumir más responsabilidades en los cuidados familiares. "Es imprescindible incorporar el teletrabajo en los planes de igualdad", añade la docente de la UOC; con el fin de detectar si dicho sesgo se produce e implicar a la empresa y a la representación legal de los trabajadores para revertirlo.

Productividad y fronteras

Otro 'pro' del teletrabajo es que "puede aumentar la productividad debido a un mayor compromiso de los empleados", explica Masuda. Pues estos tienen una percepción de mayor autonomía sobre su tiempo cuando ejercen a distancia y sin la presencia directa de sus superiores, que cuando lo hacen desde la oficina. No obstante, esa 'ausencia' física también comporta riesgos. "Hay un peligro de no recibir ‘feed back’ de los jefes y tener más problemas para ser promocionado que alguien que recurrentemente esté en la oficina", añade la investigadora de Eada.

"Puede ser una desventaja para ascender profesionalmente"

Aline Masuda

Investigadora de Eada Business School

Que la oficina, como espacio físico, pierda centralidad, tampoco está exento de aristas. Pues de la misma manera que un empleado puede alejarse del ajetreo de la ciudad para trabajar a distancia desde una bucólica casa de campo, el empresario también puede optar por ir más allá y contratar en el extranjero ."Te permite fidelizar talento internacional y también atraerlo de fuera", señala. Lo que vale tanto para perfiles muy cualificados, como para abaratar costes. "Si tengo que contratar y se me ponen condiciones imposibles y que no pueda gestionar a mi plantilla, es que yo mañana puedo contratar en Portugal… El mundo es global", afirmó recientemente en una entrevista el presidente de CEOE, Antonio Garamendi.