EVOLUCIÓN DE LA ECONOMÍA

El FMI rebaja una décima el crecimiento de España para el 2016

El organismo internacional subraya la fragilidad del crecimiento de la economía mundial

El auge del nacionalismo y el flujo masivo de refugiados hacia Europa preocupan a la institución

La directora gerente del FMI, Christine Lagarde.

España sigue siendo la economía industrializada que más crece pero, por primera vez desde 2013, el Fondo Monetario Internacional (FMI) ha rebajado en una décima las previsiones de crecimiento de Españarebajado décima previsiones de crecimiento de España, situándolas en el 2,6% del PIB en el 2016, una cifra cuatro décimas inferior al objetivo fijado por el Gobierno en funciones, y del 2.3% para 2017, lo que confirmaría la paulatina desaceleración española. El suyo está lejos de ser un caso aislado. El Fondo se ha visto obligado a rebajar una vez más su optimismo respecto a la marcha de la economía mundial. No solo está amenazada por factores puramente económicos que podrían desencadenar un estancamiento prolongado del crecimiento, sino también políticos. Fenómenos como el auge del nacionalismo o el ‘Brexit’.

El crecimiento global continúa pero a un ritmo cada vez más decepcionante que deja al mundo más expuesto a los riesgos negativos”, ha dicho este martes el economista jefe del FMI, Maurice Obstfeld, al abrir la Asamblea de Primavera de la institución multilateral. “El crecimiento ha sido demasiado lento durante demasiado tiempo”. Aunque sus analistas predicen que la economía global crecerá este año un 3,2%, una décima más que en 2015, y un 3,5% el que viene, esos cifras son cuatro y tres décimas respectivamente inferiores a lo previsto en octubre.

Los riesgos del 'Brexit'

Sus palabras se han colado de forma inmediata en el intenso debate que se vive en el Reino Unido. El primer ministro, David Cameron, ha asegurado que la opinión del FMI demuestra que la salida de la UE “supondría un riesgo mayúsculo para la economía británica”. “Este es una advertencia clara que debería resonar en los oídos de las familias y las empresas de todo el país. Hay una tormenta en el horizonte”, ha dicho Cameron, que defiende la permanencia de su país en la familia comunitaria. 

Solo China mejora las expectativas entre las grandes locomotoras del planeta, a pesar de que su desaceleración está afectando a la inversión mundial y creando problemas en numerosos países productores de materias primas para los que el comercio con Pekín es vital. Este año se espera que crezca un 6,5%, casi medio punto menos que el pasado, lo que dejará a la India como la economía que más crece: un 7,5%.

BUENA MARCHA DEL EMPLEO

También Estados Unidos sigue tirando del carro. El FMI resalta la buena marcha del empleo, con unas tasas de paro que rondan el 5%, y un crecimiento moderado del 2,4%, a pesar del desplome de las inversiones en el sector energético por los bajos precios del gas y el petróleo y la fortaleza del dólar, que está dañando a las exportaciones y las manufacturas. La solidez estadounidense contrasta con la mediocridad europea. Ni siquiera los estímulos del Banco Central Europeo (BCE) han logrado sacar a la eurozona de su espiral de bajo crecimiento, alto endeudamiento y elevados niveles de paro. Su previsión se ha recortado dos décimas y para este año los analistas del Fondo vaticinan un crecimiento del 1,5%.

La falta de lustre en las economías avanzadas ha llevado al FMI a alertar de la posibilidad de un “estancamiento secular”. Un escenario marcado por “un declive constante del crecimiento que empuje todavía más a la baja las inversiones y genere una expansión tibia que sea insuficiente para que los salarios crezcan y se pueda volver al pleno empleo en algunos países”, según la descripción de Obstfeld. Esa es en estos momentos la mayor amenaza para la economía mundial, a la que habría que sumar los problemas en los emergentes, que podrían acentuarse “si persiste la depreciación de sus monedas y el declive en la entrada de capitales”.

VISIÓN MÁS REALISTA

En el caso de España, la revisión a la baja de las previsiones está en consonancia con el diagnóstico de Bruselas. Antes de que acabe el mes, el Gobierno en funciones presentará ante la Comisión el Programa de Estabilidad 2016-2019. El objetivo del ministro de Economía, Luis de Guindos, consiste en incorporar en el documento una nueva senda de crecimiento más “realista” y “acordada” con Bruselas que, seguramente, corregirá a la baja el objetivo de un crecimiento del 3%. La buena noticia para España, que sigue mostrándose incapaz de cumplir con los objetivos del déficit pactado con la Comisión Europea, estriba en la evolución del empleo. El paro bajará este año por primera vez del 20% para situarse en el 19,7% y caer en 2017 al 18,3%. La inflación seguiría, por su parte, en territorio negativo (-0,4) para acercarse el año que viene a niveles más sostenibles (1%).

Al margen de los riesgos puramente económicos para la economía mundial, el Fondo dedica esta vez un espacio considerable a abordar diversos fenómenos sociopolíticos que están exacerbando la incertidumbre. Obstfeld se ha referido a la guerra de Siria y los millones de refugiados que han puesto a prueba la capacidad de la Unión Europea para preservar el espacio Schengen, a la amenaza del terrorismo o la potencial salida de Gran Bretaña de la UE, un escenario que “dañaría un amplio espectro de relaciones comerciales y de inversión”. También ha resaltado el auge del nacionalismo tanto en Europa como EE UU, en una clara referencia a Donald Trump. Y lo explica por “la falta de crecimiento de los salarios y el incremento de la desigualdad”, lo que ha propiciado una sensación generalizada de que el crecimiento económico “ha beneficiado desproporcionadamente a las élites y los dueños del capital”.

Ante esta suma de escenarios preocupantes, el FMI reclama a los gobiernos que profundicen las reformas estructurales y echen mano de las políticas fiscales para estimular el crecimiento allá donde sea posible. “No queda mucho espacio para el error”, ha dicho Obstfeld.