Apetito

Segundo aniversario de la muerte de José Luis Sampedro. Hoy es un buen día para  recordar a un venerable intelectual que supo tanto de economía y de la vida que nos regaló grandes textos literarios, en al novela (La sonrisa del etrusco), el cuento mordaz (Los mongoles en Bagdad, el retrato más rotundo del belicoso Aznar) y los ensayos (Economía humanista). También académico de la Lengua, Sampedro iniciaba sus clases en la universidad preguntando a los alumnos: «¿Alguno de ustedes ha pasado hambre?». Se levantaban algunas manos. Insistía el maestro: «Tener apetito no, hambre de verdad». Quietud total en el aula.  El sabio remataba: «Este es el problema. Las leyes económicas las elaboran quienes nunca han pasado hambre».

Cuando el Gobierno se plantea difundir o no la lista de defraudadores confesos, ¿satisface el apetito de sus adversarios o el hambre de los contribuyentes que nunca han podido eludir sus obligaciones tributarias? El derecho a saber quién no ha pagado impuestos, con todas las cautelas de que sean datos comprobados y relativos a quienes ejercen o han ejercido cargos públicos, es un derecho a leer en un país roto en su espina dorsal de la clase media. Leer es saber. Tanto, que Sampedro lo llevo al límite: no tenia biblioteca.