"La actividad económica del país se desploma". "Los despidos colectivos crecen el 60% en tres meses". "Cada día se apuntan 1.000 nuevos trabajadores a las listas del paro". "La tasa de morosidad se dispara". "Se acumulan los casos de empresas quebradas por impagos". Estos titulares nos resultan familiares, pero no son de ahora, sino de 1993. Este verano se cumplen 20 años del momento más álgido de la recesión económica que arrasó las cuentas públicas entre 1992 y 1994, dejando un saldo de un millón de puestos de trabajo destruidos, miles de empresas en la bancarrota y récords históricos --al menos hasta entonces-- de déficit, paro, morosidad y deuda pública.
Según algunos de los sus protagonistas, aquella crisis tuvo el mismo origen que la actual: el dinero de los años de bonanza se dedicó a la especulación, no a crear industria.
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