La tensión con la deuda soberana no cesa como consecuencia de las dudas sobre Irlanda y el contagio al resto de países con déficits públicos elevados, como es el caso de España.
La prima de riesgo que los inversores exigen para comprar deuda española se ha vuelto a disparar. El diferencial con el bono alemán a 10 años ha superado la cota récord de 200 puntos básicos y se sitúa en los mismos niveles que en los momentos más tempestuosos del pasado verano.
La rentabilidad de ese activo se mueve por encima del 4,40%, mientras que la del bono alemán a 10 años se ha reducido hasta el 2,36%. Eso supone un fuerte encarecimiento porque mientras que el Tesoro alemán tiene que pagar 2,26 euros por cada 100 para financiarse, el español debe aportar casi el 88% más. De mantenerse la situación convulsa actual, sus consecuencias podrán verse en las subastas de letras a 12 y 18 meses y obligaciones del Estado previstas para la semana que viene.