Ian Anderson, el flautista del salmón

El líder de Jethro Tull ha llegado a ser el importador de salmones más importante de Europa

nmartorell33503134 dominical 710 242 8 de noviembre de 1998 ian a160502134122 / XAVIER GONZÁLEZ

Ian Anderson ha llegado a ser el mayor importador de salmones de Europa, gracias a las 43 piscifactorías que posee (la mayoría en Chile). El líder de Jethro Tull es un hipnotizador nato. El flautista, cantante, compositor (bueno, también toca guitarra, bajo, bouzouki, balalaika, mandolina, armónica, saxofón, teclados...) tiene, como buen escocés, ojo de lince para el dinero. Pero ya se sabe lo que pasa con algunas malas praxis de la salmonicultura: la multiplicación de los ejemplares, en dudosas condiciones de hacinamiento, deja a los salmones ciegos, entre otras cosas.

Para compensar, o para demostrar su amor por los animales, Anderson es un activo colaborador de asociaciones en favor de la fauna. Aunque su debilidad son los gatos: ayuda a varias protectoras y él mismo mantiene a 26 pequeños mininos monteses en su granja del siglo XVI, en el condado de Buckinghamshire, Inglaterra. Ahí mismo, el artista y hombre de negocios ha montado un estudio de grabación, cultiva diversas variedades de guindillas y colecciona relojes y cámaras de fotografía antiguas.

El flautista de aire medieval, al que le gusta tocar manteniéndose sobre una pierna a lo flamenco (el ave), fue nombrado oficial de la Orden del Imperio Británico por sus servicios musicales. Doctor en Literatura, no tiene carnet de conducir. Pero es el que ha llevado el volante de Jethro Tull. Su banda de rock progresivo, una de las más longevas, acumula 60 millones de ejemplares vendidos de sus más de 30 discos. Como a sus salmones, no les afecta la corriente.

CENSURADOS EN ESPAÑA

La censura franquista provocó que el disco Aqualung (1971) saliera cinco años después por culpa del tema 'Locomotive breath' (y sus referencias sexuales y religiosas). En esa misma época, durante una actuación en Barcelona los censores revisaron sus ropajes medievales con sus ajustadas mallas. Entonces bromeó diciendo que nunca se supo un sex symbol capaz de despertar libidos.