En España se hacía muy poco caso de las peculiaridades de cada viñedo. Era todo lo contrario a los asentados criterios franceses que diferencian los terroirs. No es lo mismo, en calidad y precio lo mejor de Sauternes que un Barsac. Por fortuna, determinadas bodegas han apostado por seleccionar las vendimias de sus parcelas, diferenciándolas claramente.
Es el caso de Torre Oña y su tinto Martelo 2012, elaborado con tempranillo, mazuelo, garnacha y un poco de viura de la parcela del mismo nombre, más las de Altos de Valecilla y Las Cuevas. Son cepas que superan los 60 años de las que el enólogo Julio Sáez ha realizado una selección personal. El trabajo en bodega, con encubado de cinco días a 10 grados, la fermentación cuidada, con una maloláctica de 78 días en barrica de roble, dan un tinto intenso, importante y estructurado, de trago largo.