"Yo me puedo pasar hasta dos semanas sin salir de Gràcia"

Miquel Ripeu nació en Castelldefels, donde ha vivido siempre, hasta que el año pasado se instaló en el barrio de Gràcia.«Me dijeron: prepárate, esto es un gueto y, si vienes a vivir aquí, te será muy difícil salir». Al poco tiempo, el actor ya pudo comprobar a qué respondía la advertencia.«Aquí lo tienes todo: comercio, ocio y cultura. Cuando los amigos te dicen, vamos al Floridablanca, tú dices: no, venid al cine Verdi. Y cuando dicen de ir al teatro, les dices que vengan al Almeria Teatre. Sí, es verdad que una vez aquí, cuesta salir del distrito»,reconoce Ripeu. «Yo me puedo pasar hasta dos semanas sin salir del barrio, o solo saliendo para ir a la tele»,afirma el imitador de personajes como Kameni, Keita y Eto'o en el programaCrackòvia, de TV-3, y Nelson Mandela o el guardaespaldas de Obama, enPolònia.

Los horarios de un actor le permiten a Miquel Ripeu disfrutar del barrio a horas en las que sus calles no están concurridas.«De día, Gràcia tiene un estilo de vida muy slow, puedes vivirla de forma tranquila, y es maravilloso, aunque tenga el peligro de acostumbrarte a ello y no salir a buscar nada fuera»,dice.

Un poco extranjero

Después de casi 40 años viviendo junto al mar, la imagen de la costa, y sobre todo el aire, es lo que el actor Ripeu añora más en Gràcia.«Aquí, dentro de la ciudad, se respira peor. Yo siento que me estoy perdiendo algo: respirar mejor», explica. También añora a sus amigos de toda la vida:«Aunque sé que en poco más de un cuarto de hora puedo estar con ellos. Resulta interesante el proceso de instalarte en un nuevo lugar, abrirte a nuevos ambientes, a nuevas amistades. Aquí en Gràcia todavía me siento un poco extranjero. Aún es mi nuevo barrio».

Ripeu tiene ya localizados sus comercios de confianza como la charcutería La Llar del Pernil, dentro del mercado de la Abaceria Central.«Me encanta cocinar y he hecho algunos cursos de cocina»,indica el actor. «¿Mis mejores recetas? Por ejemplo, el arroz con conejo y caracoles, me sale muy bien. En general, las carnes de caza, me gustan mucho», declara Ripeu, que también afirma que no le gusta tener la nevera llena. «Prefiero la inmediatez de ir a comprar antes de cocinar», precisa el actor.

Y, para los postres, la heladería que ya conocía antes de instalarse a vivir en Gràcia.«Me gusta porque, además de lo buenos que están los helados, tienen, a mi gusto, la medida justa», opina Ripeu, sobre la heladería italiana de la plaza de la Revolució de 1868.

Helados italianos y sesiones de cine en versión original lo llevaron a disfrutar de Gràcia antes de ser vecino del barrio. «De los Verdi me gusta el ambiente cinéfilo que se respira, desde a la originalidad en la selección de los contenidos. Sobre el público, sin embargo, sí que tengo que decir que es mucho más respectuoso que en otras salas. En mi opinión, ir al cine a una gran multisala en un centro comercial por ejemplo, es una aventura que no le deseo a nadie»,puntualiza el actor, cuya sesión predilecta en los Verdi es la de las ocho de la tarde.«Porque, luego, todavía puedes ir a tomar un vino»,apunta.

Paz y guerra

Miquel Ripeu tiene claras las dos caras de Gràcia, sus momentos de«paz y guerra», tal y como los define.«Noches y fiesta mayor son una cosa»,y elslow Gràcia que él disfruta, de día, y entre semana, es la otra. «Antes de venir, el tema del ruido y la fiesta nocturna me hacían dudar. Pero al final, mi piso está en una calle muy tranquila, sin bares, ni apenas tiendas. Se vive muy bien»,reconoce.«En realidad, yo desde el primer día de vivir aquí, me he sentido como en un pueblo», afirma.

Ripeu lleva sus monólogos por pueblos y ciudades y como hacer de teatro representaZodíac, una obra propia con música del compositor alemán Karlheinz Stockhausen. Esta representación abrió, hace 15 días, el festival Contemporànica Músic Ensemble de Reus.

Miquel Ripeu ofrecerá mañana por la noche en el Hotel Vela, una actuación benéfica impulsada por la Fundació Clarós contra la sordera profunda. Junto al actor estarán tambén otros colegas como Santi Millán, José Corbacho, José Mota, Josema Yuste y Santiago Segura. Todos ellos demostrarán que el humor puede ser mucho más terapéutico de lo que parece.