Andorra, la capital de los Pirineos es un destino que se puede disfrutar todo el año. A través del deporte, la naturaleza, el bienestar, la gastronomía y por supuesto la nieve, se puede organizar una escapa única y atípica. Existen dos formas de llegar a Andorra: en coche o en avión, aterrizando en el aeropuerto de la Seu d’Urgell.
Una vez en el Principado, el viajero tiene en sus manos un sinfín de planes más allá de la temporada de esquí. Una buena opción de alojamiento es la borda de tan solo ocho habitaciones que acaba de abrir Naturland. Ubicada a 2.000 metros de altura, en pleno centro de actividades en la naturaleza, permite disfrutar de los planes que ofrece el entorno, como por ejemplo las moon bikes. Sin embargo, en esta escapada también hay tiempo para el cuidado, la salud y el bienestar.
Sesión en Caldea
Al visitar Andorra la Vella, es indispensable reservar un mañana o una tarde en Caldea. Este centro es posiblemente una de las atracciones más visitadas del Principado. Aquí el visitante puede recorrer las diferentes zonas mientras disfruta de baños romanos, saunas y jacuzzis exteriores así como tazas de hidromasaje o el circuito de reactivación.
Actividades al aire libre, naturaleza y bienestar: todo lo que se necesita para disfrutar de un fin de semana inmejorable sin la necesidad de esquiar.
Gastronomía a pie de pistas
Después de una jornada de esquí, este conocidísimo entorno proporciona una oferta gastronómica muy diversa. Se puede degustar una copa de champagne en la terraza Veuve Clicquot, probar algunos de los arroces de La Arrosseria, relajarse en el entorno íntimo del restaurante Vodka Bar y catar los vinos del Wine & Meat Bar by Jean Leon.