ACTUALIDAD AZULGRANA

El 'Flickpressing', motor de un Barça que vuela

El equipo azulgrana despega gracias en buena parte a la eficacia de una presión intensa y ordenada en campo contrario

Lamine Yamal, el futbolista diferencial: marca y recupera como nadie

Lamine Yamal presiona a David López y le roba el balón a David López para marcar el 0-1 del Barça al Girona en Montilivi. / Jordi Cotrina

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"La presión tras pérdida es el mejor media punta del planeta". Jürgen Klopp es el padre de la ocurrente frase cuyo espíritu seguramente suscribe Hansi Flick. Klopp popularizó el fútbol heavy metal -así se le llamaba en Inglaterra al juego del Liverpool-, o lo que viene a ser lo mismo, el gegenpressing, modelo basado en la presión que puso en práctica en sus tiempos en Alemania, en el Dortmund en concreto. Flick estudió en el mismo sistema educativo. Dicen los arqueólogos que lo inventó Ralf Rangnick, extécnico del Manchester United y de la selección austriaca, entre otros. Y de ello se beneficia el Barça actual. Vuela a velocidad de crucero en el inicio de Liga y la razón más evidente cabe encontrarla en la capacidad de recuperación en campo contrario. De ella es hija el primer gol azulgrana en Girona, de Lamine Yamal, que arrebató el balón a un despistado David López.

Gegenpressing, heavy metal o simplemente primera presión, lo indiscutible es que Flick ha sabido afinar en poco tiempo una faceta del juego que todos los entrenadores de nivel tratan de aplicar. El mérito es hacerlo funcionar bien y de forma sostenida durante un partido. Hacen falta movimientos coordinados, una sincronización colectiva eficiente, y que los jugadores tengan interiorizado cómo posicionarse y cómo atacar. "Hemos mejorado mucho en la presión, ahora tenemos muy claro lo que quiere el míster”, dijo ayer Pedri, a quien se le intuyen recados a Xavi cada vez que habla. Ayer incluso se abrazó a Flick tras marcar su gol.

Lamine Yamal marca el 0-1 del Barça al Girona tras robar el balón a David López en Montilivi. / Jordi Cotrina

Suma el Barça 30 recuperaciones altas, el equipo más eficaz en este apartado de la Liga. Ha encontrado un orden y también frescura en las piernas. Sin el componente físico, los mejores propósitos se caen en el pozo. Y el orden solo se obtiene con un trabajo certero en el campo de entrenamiento. Ante el Girona se vio cómo Raphinha y Lamine Yamal inician el esfuerzo de recuperación, con movimientos de fuera hacia dentro. Lewandowski se limita a acompañar sin perder la ubicación. Olmo y Pedri secundan de cerca el acoso. Y el cuarteto defensivo, más Casadó, empuja situándose en la línea del centro del campo, reduciendo los espacios. Iñigo Martínez, por ejemplo, recuperó un par de balones en la semicircunferencia del medio del campo del conjunto gerundense.

Sin batalla por la posesión

Le costó mucho al Girona maniobrar para encontrar una salida. Vivió una tortura. "No estuvimos cómodos con su primera presión", admitió Míchel. El primer disparo del cuadro rojiblanco no llegó hasta el minuto 17, un disparo de Miguel Gutiérrez. Casi toda la primera parte se jugó en campo del cuadro local. Y no hubo la pronosticada batalla por la posesión porque el Barça la ganó desde el principio y no la perdió en ningún momento. En la primera parte dominó con un 62%. Al término de los 90 minutos quedó en el 55%. Y todo gracias a esa brillante coordinación de los jugadores barcelonistas, que dio el rédito del primer gol del delantero de 17 años. "Presiona muy bien. Todos lo hacen. Y esa combinación de presión y talento es fundamental para nosotros", afirmó Flick.

Pedri acude a celebrar con Flick su gol ante el Girona. / Jordi Cotrina

Es un Barça que genera situaciones de peligro tanto por la presión como por el juego de construcción, y como dice el técnico alemán, el talento de los Lamine Yamal, Raphinha, Olmo o Pedri hace el resto. "Cuando cogemos la pelota solo pensamos en atacar", aportó Lamine Yamal. Y existe un mérito añadido a la obra de Flick. Con un equipo en la parte postrera repleto de futbolistas que podrían militar aún en el Barça Atlètic (Pau Víctor, Héctor Fort, Marc Casadó, Gerard Martín...), la presión se mantuvo viva pese a la holgura del marcador.

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Desde el palco vio la exhibición un Joan Laporta sonriente. Su última visita a Montilivi terminó con un 4-2 que le produjo un sofoco considerable. Se reunió con sus próximos en una zona del estadio y se le oyó lanzar gritos de indignación: "Això no pot ser". El domingo se abrazaba a Flick y cualquier componente de la expedición que se encontraba en el párking de Montilivi, al lado del autobús del equipo. El Flickpressing en el terreno de juego funciona y da felicidad en Barcelona.

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